Ayahuasca y el Destino Humano, Dennis J. McKenna

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(Tiempo estimado de lectura: 12 minutos)

Mi buen amigo y colega, Dr. Charles Grob, extendió una gentil invitación para someter una contribución a esta edición especial del Journal of Psychoactive Drugs (Jornal de las Drogas Psicoactivas), dedicado al tema del Ayahuasca, para el cual fue seleccionado como editor invitado. Este pedido me da gusto y estoy feliz de responder, particularmente por lo que colaboré durante muchos años con el Dr. Grob y otros colegas quienes están representados aquí, sobre varios aspectos del estudio científico del Ayahuasca. Por la mayor parte de los últimos 33 años, el Ayahuasca ha sido una de las principales preocupaciones de mi vida.

Durante ese tiempo, escribí de manera extensa sobre la botánica, química y farmacología del Ayahuasca, sobre sus usos terapéuticos potenciales y sobre la necesidad de cada vez más rigorosas investigaciones científicas y clínicas de esta remarcable decocción de plantas. Trabajando con colegas tales como el Dr. Grob, mis buenos amigos Jace Callaway y Dr. Luis Eduardo Luna en Finlandia, mi mentor el Dr. Neil Towers, mi difunto y amado hermano Terence, el Dr. Glaucus de Souza Brito y otros, para investigar las miríadas de misterios del Ayahuasca y ésta fue una experiencia tan rica como gratificante que la que cualquier científico pueda esperar.

Durante las últimas décadas y parcialmente como resultado de nuestros esfuerzos comunes, el Ayahuasca se volvió una de las plantas alucinógenas chamánicas tradicionales más profundamente estudiadas. Ahora, tenemos un firme entendimiento de las especies de plantas usadas en su preparación, incluyendo las diversas farmacopeas del Ayahuasca como mezcla de plantas; una tecnología en sí que implora por más investigación. Entendemos la química de los constituyentes activos de sus componentes botánicos primarios y tenemos una mejor percepción de su remarcable farmacología sinergética.

Hemos identificado potenciales aplicaciones terapéuticas para el Ayahuasca y el papel que puede algún día encontrar en curar heridas físicas y espirituales de individuos, si algún día se le diera su lugar justificado en la práctica médica. Etnográficamente, mis colegas y yo hemos contribuido a un entendimiento del papel central que el Ayahuasca ya tiene en el contexto del chamanismo amazónico y de la etno-medicina. Hemos descrito y escrito sobre su estado como ventana hacia la cosmología sagrada de la magia, brujería, experiencia transcendental y cura que filtra y define las prácticas de la etno-medicina mestiza.

Las pinturas visionarias del chamán y artista peruano Pablo Amaringo, llevadas de manera tan bella a la atención del mundo por el Dr. Luis Eduardo Luna, han ayudado a que esa tradición sea accesible a muchos, quienes de otro modo, la hubieran percibido (si hubieran estado tan sólo conscientes de su existencia) como siendo extraña, exótica e incomprensible. Hasta cierto punto, nuestro trabajo arrojó una tenue luz sobre el papel más contemporáneo del Ayahuasca como vehículo sacramental de movimientos religiosos sincréticos que tuvieron su origen en Brasil y que están ahora teniendo un alcance global, que si se van incrementando, podrán abrazar un mundo herido que desesperadamente ansia para la cura que esta medicina de la mente/cuerpo/espíritu puede ofrecer.

La historia del Ayahuasca y nuestro entendimiento evolutivo de su lugar en el mundo y de su significado para la medicina, farmacología, etno-botánica y estudios chamánicos está lejos de acabar, y de hecho, puede ser que haya apenas empezado. Me gustaría creer que es éste el caso. Pero, para el propósito de esta contribución, en vez de someter más a una densa y larga retrospección sobre la botánica, química, farmacología, etc., del Ayahuasca, escogí adoptar una perspectiva más amplia y prestarme a algunas reflexiones y especulaciones sobre el pasado y futuro del Ayahuasca, de tal modo que un científico, probablemente piadoso, raramente comparte con sus colegas o el mundo en general.

A aquellos lectores quienes puedan anhelar mi más usual enfoque práctico de las cosas a respecto de este asunto, llamo su atención hacia mi reciente reflexión en el jornal Pharmacology and Therapeutics (Jornal de Farmacología y Terapéutica) (McKenna, 2004). Además, una lista completa de todas “mis” publicaciones sobre Ayahuasca está en anexo al final de este artículo y uso el término “mis” con cautela, por lo que estas publicaciones representan el trabajo y la creatividad de muchas personas con quienes tuve el privilegio de colaborar a lo largo de los años. Estas no existirían sin ellas.

En un nivel personal, el Ayahuasca ha sido para mí un incentivo, tanto científico como profesional, así como una planta instructora y guía de incomparable sabiduría, compasión e inteligencia. Mis primeros encuentros con el Ayahuasca fueron experimentales y sólo más tarde, se volvió un objeto de curiosidad científica, provocado en parte por un deseo de entender el mecanismo, las mecánicas que podrían servir de base para las profundas experiencias que despertaba en mí.

Cuando era un hombre joven, apenas iniciando en el área de la etno-farmacología, el Ayahuasca me parecía algo digno de dedicación en una vida de estudio científico y así fue. El afán de buscar un entendimiento del Ayahuasca me llevó a muchos lugares exóticos que, de otra manera, nunca hubiera visitado, desde las selvas de la cuenca amazónica hasta las salas de laboratorio del National Institute of Mental Health (Instituto Nacional de Salud Mental) en Stanford, y me llevó a la formación de cariñosas amistades y provechosas colaboraciones con muchos colegas quienes compartieron mi curiosidad a respecto de los misterios de este curioso complejo de plantas.

Estas colaboraciones, y más importantemente, estas amistades, continúan, así como continúa la búsqueda para el entendimiento. A pesar de que hubo desvíos a lo largo del camino, siempre e inevitablemente, me llevaron de vuelta a la investigación central. Frecuentemente, después del hecho, vi como esos aparentes desvíos no estaban tan alejados del camino después de todo, por lo que aportaron algún discernimiento, alguna habilidad o experiencia que, en la retrospectiva, resultaron necesarios para la progresión de la búsqueda.

En la misma forma que el Ayahuasca ha sido para mí, personalmente, algo parecido a un Santo Grial, también lo fue para tantos otros y tengo la intuición que pueda tener un papel similar con respecto a nuestra especie entera. Cualquiera que tenga experiencia personal con Ayahuasca, es consciente que tiene mucho para enseñarnos; hay una increíble sabiduría e inteligencia allá. Y de acuerdo a mi mente, una de las más profundas y humillantes lecciones que el Ayahuasca enseña – una que nosotros humanos de cabeza dura tenemos más dificultad en entender – es la realización que “Ustedes monos sólo piensan que están al mando de todo.”

Aunque lo que estoy afirmando con humor aquí y en otras charlas y papeles, no obstante, es una profunda introspectiva en la cual puede depender la sobrevivencia misma de nuestra especie y de nuestro planeta. Los humanos no son buenos en nada, sino para el egoísmo, la arrogancia y el engaño de sí mismos. Suponemos que dominamos la naturaleza; que, de cierta forma, estamos separados de y somos superiores a la naturaleza, y al mismo tiempo nos afanamos en socavar y destruir los mecanismos homeostáticos globales que mantuvieron nuestra Tierra estable y hospitalaria a la vida durante los últimos cuatro mil millones y medio de años. Devastamos las selvas del mundo; somos responsables de la mayor pérdida de hábitats y de la mayor masacre de especies desde los impactos de asteroides del límite del Triásico Pérmico, 250 millones de años atrás; arrancamos las tripas de la Tierra y las quemamos, escupiendo sustancias químicas en la atmósfera; al mismo tiempo, azotamos y quemamos los bosques que pueden muy bien ser la única esperanza para la secuestración del dióxido de carbono que está rápidamente acumulándose hasta alcanzar peligrosos y posiblemente incontrolables niveles. Por primera vez en la historia de nuestra especie y obviamente, de nuestro planeta, estamos forzados a enfrentar la posibilidad de que una actividad humana desconsiderada e insostenible pueda poner una verdadera amenaza para la sobrevivencia de nuestra especie y posiblemente, para la sobrevivencia de la vida sobre el planeta.

Y de repente, y literalmente, “fuera de la Amazonía”; una de las partes más impactadas de nuestro planeta herido, el Ayahuasca emerge como un emisario entre especies, para traer esta lección: Ustedes monos sólo piensan que están al mando de todo. En un sentido más amplio, el valor de esta lección es que necesitamos despertar en cuanto a lo que nos está pasando y a lo que está pasando al planeta. Tenemos que sintonizar con el programa, gente. Nos hemos despojado espiritualmente y fuimos seducidos por el engaño de que somos de alguna forma importantes en el esquema de las cosas. No lo somos.

Nuestras instituciones espirituales han involucionado en cascos huecos y pervertidos, a servicio de las agendas de gobiernos codiciosos y fundamentalismos fanáticos, ya no capaces de proveer un bálsamo para el espíritu herido de nuestra especie; y mientras el mundo se incendia, nos dejamos entorpecer con consumismo y entretenimiento insensato, las distracciones decadentes de artefactos e idioteces, las búsquedas afanosas y frenéticas pero finalmente, sin sentido de una civilización que ha perdido su norte. Y en esta cúspide de la historia humana, emerge un emisario gentil, el canal hacia un cuerpo de profundamente antigua sabiduría genética y evolucionaria, la cual permaneció por mucho tiempo en las cosmologías de los pueblos indígenas de la Amazonía quienes guardaron y protegieron este conocimiento durante miles de años y aprendieron hace mucho tiempo, que el papel del ser humano no es de ser el maestro de la naturaleza, pero más bien, su sirviente. Nuestro destino, si es que estamos para sobrevivir, es de cuidar la naturaleza y aprender de ella como cuidar de nosotros mismos, así como de los otros seres. Esta es la lección que podemos aprender del Ayahuasca, si tan sólo prestamos atención.

Yo lo veo tanto irónico como alentador que, en los últimos 150 años y particularmente, en la segunda mitad del siglo XX, el Ayahuasca empezó a afirmar su presencia en la conciencia humana, en una escala global. Durante miles de años, fue solamente conocida por pueblos indígenas que, desde mucho tiempo, habían entendido e integrado lo que tiene que enseñarnos. Por primera vez, en el siglo XIX, el Ayahuasca llamó la atención de un público más amplio, como objeto de curiosidad, en los reportes de Richard Spruce y otros intrépidos exploradores de las selvas primordiales de América del Sur. A mediados del siglo XX, Schultes y otros siguieron explorando este hallazgo y empezaron a focalizar el lente de la ciencia sobre las especificidades de su botánica, química y farmacología (y mientras era necesario, este estrecho y minucioso examen pasó por alto algunas de las implicaciones más amplias de esta antigua simbiosis con la humanidad). Al mismo tiempo, el Ayahuasca escapó de su hábitat indígena e hizo sentir su influencia entre ciertas personas no-indígenas, representantes de la civilización “mayor”.

El Ayahuasca proporcionó revelaciones a estos pocos hombres y mujeres y a su vez, ellos(as) respondieron (en la forma que los humanos lo hacen con tanta frecuencia cuando están confrontados con un misterio profundo) fundando sectas religiosas con una misión mesiánica que, en este caso, era una misión de esperanza; un mensaje para el resto del mundo, que, a pesar de su simplicidad, era muy adelantado para su época: Debemos aprender a volvernos los servidores de la naturaleza, fomentando, incentivando y apoyando la fertilidad y diversidad de la naturaleza, celebrando y honrando nuestro lugar como seres biológicos, haciendo parte de la red de la vida. Así podemos aprender a volvernos cuidantes uno del otro. Es un mensaje bastante diferente y anatema a las obsesiones anti-biológicas de la mayoría de las más grandes “religiones” del mundo, con su preocupación con la muerte y el sufrimiento y su insistencia sobre la supresión de toda espontaneidad y alegría.

Tal mensaje está percibido como una gran amenaza por las atrincheradas estructuras de poder religioso y político y por supuesto, lo es. Es una amenaza para la violación continúa de la naturaleza y la opresión de los pueblos, que son el cimiento de su poder. La evidencia que entienden esta amenaza y la toman en serio, está reflejada en los esfuerzos brutales y sin límites que las autoridades eclesiásticas, judiciales y políticas “civilizadas” hicieron para prohibir, satanizar y exterminar el uso chamánico del Ayahuasca y otras plantas sagradas, ya desde la Inquisición, incluso desde antes.

Pero, la historia aún no ha acabado. Durante los últimos 30 años, el Ayahuasca; esta pequeña, astuta e inteligente planta, escapó de su hogar ancestral en la Amazonía y encontró abrigo en otras partes del mundo. Con el apoyo de ayudantes humanos quienes entendieron el mensaje y le hicieron caso, el Ayahuasca extendió sus zarcillos para rodear el mundo. Encontró nuevos hogares y amigos, en casi todas las regiones del mundo donde el clima es cálido y donde antiguas conexiones con el espíritu de las plantas aún prosperan, desde las islas de Hawai hasta las selvas de África del Sur y desde jardines de Florida hasta invernaderos en Japón. Las fuerzas de la muerte y dominación han sido engañadas con astucia y el Ayahuasca escapó de ellas y las dejó por atrás.

Ahora, ya no hay forma de jamás eliminar el Ayahuasca de la Tierra, a menos de intoxicar el planeta entero (lo que, desgraciadamente, la cultura de la muerte está haciendo con asiduidad). Mismo si la Amazonía en si está nivelada para hacer pastizales para el ganado o quemada para hacer carbón, por lo menos, el Ayahuasca sobrevivirá y seguirá dialogando con la humanidad. Y con suerte, más y más gente está escuchando.

Puede ser que ya sea demasiado tarde. No tengo ilusiones a respecto de eso, por lo que ahora, el telón está siendo bajado sobre la desgraciada borrachera que llamamos historia humana. Inevitablemente, la cultura de la muerte se volverá más brutal y demente, azotando cada vez más violentamente, a medida que se hunde debajo de las arenas movedizas del tiempo. De hecho, ya está aconteciendo; todo lo que se tiene que hacer es prender el noticiero de la noche.

¿El Ayahuasca sobrevivirá? No dudo que el Ayahuasca sobrevivirá sobre este planeta, tanto que el planeta tenga la capacidad de sustentar la vida. El marco del tiempo humano está medido en años, a veces, en siglos, pero raramente en milenios. Es apenas un pestañear de ojo en comparación con las escalas evolucionarias de tiempo de la vida planetaria y la escala en la cual el Ayahuasca ejerce su influencia. Estará aquí mucho tiempo después que los gobiernos, religiones y estructuras de poder político, que hoy parecen tan permanentes y amenazadoras, se hayan disuelto en polvo. Estará aquí mucho tiempo después que nuestra especie efímera haya sido reducida en un sedimento anormal en los registros fósiles. ¿La verdadera cuestión es de saber si estaremos aquí tiempo suficiente para escuchar su mensaje, para integrar lo que está intentando decirnos y para cambiar nuestra respuesta, antes que sea demasiado tarde?

El Ayahuasca tiene el mismo mensaje de siempre para nosotros, ya que lo tuvo desde el inicio de su relación simbiótica con la humanidad. ¿Será que estamos dispuestos a escuchar? Sólo el tiempo lo dirá.

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McKenna, Dennis J. (2004) Clinical investigations of the therapeutic potential of Ayahuasca: Rationale and regulatory challenges. Pharmacology and Therapeutics. 102:111-129.

Dennis J. McKenna (1999) Ayahuasca: an ethnopharmacologic history. In: R. Metzner, (ed) Ayahuasca: Hallucinogens, Consciousness, and the Spirit of Nature. Thunder’s Mouth Press, New York.

Callaway, J. C., D. J. McKenna, C. S. Grob, G. S. Brito, L. P. Raymon, R.E. Poland, E. N. Andrade, E. O. Andrade, D. C. Mash (1999) Pharmacokinetics of Hoasca alkaloids in Healthy Humans. Journal of Ethnopharmacology. 65:243-256.

McKenna, DJ, JC Callaway, CS Grob (1999). The scientific investigation of ayahuasca: A review of past and current research. Heffter Review of Psychedelic Research 1:

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C. S. Grob, D. J. McKenna, J. C. Callaway, G. S. Brito, E. S. Neves, G. Oberlender, O. L. Saide, E. Labigalini, C. Tacla, C. T. Miranda, R. J. Strassman, K. B. Boone (1996) Human pharmacology of hoasca, a plant hallucinogen used in ritual context in Brasil: Journal of Nervous & Mental Disease. 184:86-94. McKenna, DJ (1996)

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Dennis J. McKenna & G. H. N. Towers (1981) Ultra-violet mediated cytotoxic activity of ß-carboline alkaloids. Phytochemistry 20:1001-1004

Fuente: http://www.sapaninka.com

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Comentarios (4)

 

  1. martina dice:

    gracias , hacia tanto tiempo que no lloraba, pero esto me emociono hasta las lagrimas, gracias

  2. Matias dice:

    GENIAL !!!!!!!

  3. [...] Fuentes de Información Ayahuasca y el Destino Humano, Dennis J. McKenna [...]

  4. diana romani escudero dice:

    la ayahusca es bueno para que dejen la borrachera

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