Jonathan Ott: Tengo un espejo frente al alma

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Este químico orgánico se dedica a investigar las plantas visionarias que usaban los chamanes y a navegar por su propia psique para expandir su conciencia

El Periódico

–¿Usted investiga drogas alucinógenas?
–No me gusta el término alucinógeno; se solía llamar así en el pasado. Para psicólogos y psiquiatras, alucinación implica patología, vagar mentalmente y percibir falsamente. Y las sustancias que yo investigo dan mayor nitidez a mi percepción. No producen alucinaciones.

–Cuando las toma, ¿cómo percibe el entorno?
–Con normalidad. Sé dónde estoy, qué hora es y no me enajeno ni me siento perdido. Con las plantas que tomaban los chamanes busco mayor percepción, hiperrealidad. Prefiero tomarlas en un entorno natural que hacerlo en la ciudad.

–El exceso de realidad nos asusta.
–Sí, por eso mucha gente se refugia en las drogas, para huir de la realidad. Es un escapismo para tapar problemas psicológicos. De las sustancias que conozco, y conozco muchas, la que más se presta a este escapismo es el alcohol. Una de mis peores experiencias fue una borrachera. No me gusta el alcohol como droga para alterar la consciencia.

–¿Sus plantas no producen unos efectos similares?
–La gente que no conoce las sustancias enteógenas las asocia con el alcohol, porque todos los adultos conocemos sus efectos, pero no tienen nada que ver.

–Pero el alcohol no está prohibido y los derivados de sus plantas sí.
–Exacto. Y como están prohibidos, pensamos que son peligrosos, cuando es más peligroso el alcohol.

–Según cómo, la ayahuasca está prohibida.
–Es curioso que en vuestro país, de forma bruta, como planta, es legal. Pero en el momento en que se hace un extracto o cualquier elaboración, pasa a convertirse en droga. Por desgracia, ha habido una cruzada contra estos productos naturales. Se ha eliminado el acceso a ellos, cuando son un canal de información.

–¿De qué información?
–A mí me interesa el chamanismo. Los embriagantes chamánicos nos permiten ver al mundo más como energía y menos como materia. Y es algo que hoy en día es necesario, porque nos hemos alejado demasiado de la naturaleza.

–¿Qué siente usted cuando toma según qué plantas?
–De acuerdo con la teoría física, la materia es energía, o sea, tiene dos aspectos. Visto microscópicamente, todo es espacio y energía, y yo percibo las cosas imbuidas de energía. No hay diferencia entre lo animado y lo inanimado. Es algo sanador para la gente afligida por el materialismo.

–¿Qué siente?
–Tengo un espejo frente al alma, me veo como me ve cualquier otra persona. A veces estamos ciegos respecto a nuestra esencia y según qué enteógenos permiten una mayor claridad en la percepción.

–¿Es bonita esa percepción?
–No siempre. Nuestro aparato mental es muy selectivo y nos suele pintar el mundo de rosa.

–Las plantas tienen buena fama y lo químico, que procede de ellas, no.
–Hay tendencia a creer que una sustancia natural es segura, pero como químico sé que las sustancias más tóxicas son productos naturales.

–¿Qué hace un químico orgánico dedicado a la investigación de las plantas psicotrópicas?
–Como le he dicho, me interesan los enteógenos y los embriagantes chamánicos. Pruebo las plantas que tradicionalmente han usado los pueblos primitivos, como la ayahuasca o la belladona, y las analizo químicamente. Para investigarlas, no te queda otro remedio que hacer ensayos. Y por razones éticas solo vale el autoensayo. Una vez conocido el efecto en cuerpo propio, se puede tomar el extracto de la planta, y se va fraccionando químicamente.

–¿Y no pueden crear adicción?
–He conocido poquísimos casos de adicción. Aunque hay algunos compuestos que solo se pueden tomar una vez por semana.

–¿A qué edad empezó?
–A los 19 años.

–¿Y qué descubrió?
–Me di cuenta de que la realidad era muy diferente a como yo la imaginaba; que me percibía de acuerdo con mis deseos de ser y no con lo que era. Uno puede usar los enteógenos para ver no tanto lo que desearía ser, sino lo que realmente es.

–Ahora vive en México, donde fabrica extractos de una docena de plantas.
–Incluyendo algunos psicotrópicos como los sedantes kava y valeriana.

–¿Qué opinión le merece una planta tan popular como la valeriana?
–Tiene un efecto muy parecido al Valium, apacigua la actividad mental. Es un planta cosmopolita y ha existido siempre en todos los continentes. La valeriana es uno de los mejores sedantes, pero yo personalmente no preciso de ellos.

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