Mecanismo de acción de las RC’s

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¿Qué hacen estos compuestos en el cerebro? Mecanismo de acción de las RC’s

Tienes en tus manos una pequeña guía sobre una serie de sustancias poco comunes en cuanto a consumo popular se refiere, pero que por algún motivo has consumido, pretendes consumir, estás cerca de alguien que las consume o quieres saber sobre ellas.

Como nombre genérico se denominan Research Chemicals (RC’S), que en inglés significa «sustancias químicas de investigación». Asimismo, existe mucha literatura en la que se las llama «nuevas sustancias de síntesis». Esto no quiere decir que sean sustancias nuevas, unas lo son y otras ya fueron sintetizadas hace muchos años. Sobre todo son drogas de las que se sabe muy poco, de las que prácticamente no hay estudios farmacológicos ni toxicológicos, así como escasa experiencia y estudio de las consecuencias de su consumo en el ámbito social, a diferencia de otras sustancias que sí han sido utilizadas por millones de personas y durante muchos años: MDMA, cannabis, etc. Sobre algunas sustancias la poca información disponible consiste únicamente en descripciones de las experiencias y conocimientos de unas pocas personas que las han probado, ya que su consumo queda restringido a subgrupos que las utilizan con fines experimentales y psiconaúticos. Digamos que hay mucha más literatura psiconáutica que científica. Por este motivo, la gran mayoría de los riesgos derivados del consumo de estos compuestos no han sido estudiados e identificados clínicamente.

Todas estas drogas pertenecen a dos familias de sustancias químicas: triptaminas (indolaminas) y fenetilaminas (anfetaminas psicodélicas), en referencia a su naturaleza estructural química, y como tal se engloban en multitud de publicaciones y páginas web especializadas. Sin entrar mucho en terminología química más especializada, básicamente hablamos de dos familias de sustancias psicodélicas, es decir, con propiedades para distorsionar la percepción normal de la realidad. Sólo hay unas pocas que provocan efectos estimulantes y empatógenos (también llamados entactógenos). El hecho de saber si pertenecen a una familia química o a otra nos puede orientar sobre sus efectos. Las triptaminas (indolaminas) se caracterizan por provocar mayoritariamente efectos psicodélicos, con alguna excepción que añade toques estimulantes o empatógenos. Como triptaminas populares tenemos la LSD-25 y la psilocina (hongos alucinógenos). En las fenetilaminas (α-fenetilaminas) normalmente sus efectos son psicodélicos, pero además provocan una amplificación de las emociones. También ocurre un efecto estimulante. Un gran número de usuarios describe las visiones y los trances más coherentes y lúcidos con las fenetilaminas que con las triptaminas. Como fenetilaminas más populares encontramos la mescalina o la MDMA (única fenetilamina con efectos solamente empatogénos).

Aunque cada sustancia tiene sus propias características, los efectos de muchas de estas drogas están más cerca de los de la LSD o los hongos psilocíbios que de la calidez y la empatía de la MDMA. Mientras algunas de ellas producen leves alteraciones de la percepción, otras son capaces de introducir de forma súbita al consumidor en una realidad alternativa. En la mayoría de los casos, pequeños aumentos en la dosis pueden incrementar los efectos de forma notable. La duración de los efectos también es muy variable: por ejemplo, la experiencia con 5-MEO-DMT dura unos veinte minutos, mientras que la de la 5-MEO-AMT (que se diferencia en un único grupo de carbono) puede prolongarse durante dieciocho horas. Por todos estos motivos, resulta imprescindible documentarse lo mejor posible acerca de los efectos y los riesgos de una droga determinada antes de consumirla y no hacerlo sin estar seguro de su cantidad, calidad y procedencia. De lo contrario, es probable enfrentarse a una experiencia cuando menos desagradable.

Hoy en día no se conoce en profundidad cómo funciona el cerebro. Sobre esta base, tampoco se sabe mucho sobre cómo interaccionan las drogas con el cerebro, produciendo cambios tan notables en la conciencia. Sólo hay atisbos o pequeñas aproximaciones a los complejos cambios que generan las diversas sustancias en el sistema nervioso. Entre estos atisbos, se sabe que el efecto psicodélico (alucinógeno) de las triptaminas y fenetilaminas está relacionado con la unión de estas sustancias a los neurorreceptores de serotonina (un neurotransmisor), 5HT2A principalmente. También se unen a otros neurorreceptores serotoninérgicos (5HT1A, 5HT1C, 5HT2A, 5HT2B, 5HT2C) y a receptores dopaminérgicos (de dopamina, otro neurotransmisor). Para complicar más el asunto, existen sustancias de las explicadas en este documento (IMAOS: inhibidores del enzima mono-amino-oxidasa) que impiden la degradación de serotonina, es decir, su eliminación de los espacios interneuronales. Este fenómeno también modifica considerablemente los efectos en la conciencia.

Por la investigación realizada hasta ahora, se sabe que cuando una rata o un ratón (animales con los que más se ha investigado en materia de neurofarmacología) se encuentran sometidos al efecto de un poderoso psicodélico como la LSD, la barrera hematoencefálica (frontera física que separa y gestiona el paso de sustancias entre la sangre, los vasos capilares del cerebro, las neuronas y los espacios interneuronales) deja de funcionar de la manera habitual. Es entonces cuando esta barrera permite el paso de muchas sustancias (por ejemplo, proteínas, sales y demás compuestos de la sangre) que habitualmente no entrarían. Este proceso también podría explicar muchos cambios producidos en la conciencia del individuo.

En lo que respecta a las sensaciones de empatía y abertura emocional (como las provocadas por la MDMA y otras RC’s), se cree que son debidas a un vertido masivo de serotonina en los espacios interneuronales, a un impedimento en la recaptación de esa serotonina y también se produce una acción directa sobre los receptores 5HT de serotonina.

Los efectos estimulantes de las RC’s tienen que ver con la unión de diversas drogas (sobre todo fenetilaminas o anfetaminas psicodélicas y también algunas triptaminas) con los neurorreceptores alfa-adrenérgicos, diana de los neurotransmisores adrenalina y noradrenalina.

En los trances con estas sustancias se producen, en ocasiones, sensaciones de placer. Esto quiere decir que de alguna manera se están activando los centros cerebrales del placer. Los neurorreceptores dopaminérgicos (diana del neurotransmisor dopamina) están relacionados con estas sensaciones, pero no sólo ellos.

Hay que tener en cuenta que durante una sesión con una droga psicodélica concurren a la vez o consecutivamente sensaciones de empatía, excitación, placer, fenómenos de distorsión auditiva, visual, de propiocepción (percepciones interiores de la persona), de sinestesia, de pánico, de terror y de entendimiento absoluto de la realidad y el universo. Por lo tanto es fácil hacerse una idea del enorme nivel de complejidad de procesos cerebrales y neuronales en el que nos movemos.

En definitiva, la ciencia todavía está muy lejos de establecer un modelo que explique con claridad la acción de las RC’s y demás drogas psicodélicas en el cerebro.

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