Chamanismo en las Antillas

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Cuando los exploradores europeos creían que hallarían Antilia navegando al extremo occidente del horizonte del mundo entonces mayormente aceptado, no imaginaban cuán en lo cierto estaban. Antilia era la castellanización de la palabra portuguesa Antilha (anti-isla), pues los portugueses esperaban llegar a las antípodas de Portugal. Lejos estaban de suponer los conquistadores europeos las dimensiones reales de la antipodez de las culturas del mal llamado Nuevo Mundo. En efecto, la oposición diametral de los pueblos por conquistar no estaba tanto en su geografía física como en la mental. Los que en el futuro serían llamados americanos, tenían en común con otras culturas de la Tierra el saberse viviendo en un mundo mágico que se sobreponía al material*. Y en las islas caribeñas, las primeras anti-islas halladas por Colón, se operó el primer encontronazo entre dos visiones antípodas del mundo.

Con frecuencia se destaca el estupor y la sorpresa que experimentaron los conquistadores al llegar a tierras antillanas y contactar con sus culturas. Desde el asombro al ver cómo los nativos ¨ingenuamente¨ cambiaban sus preciadas posesiones por baratijas europeas, hasta el desprecio por sus costumbres espirituales y sociales. Pocas veces se observa este momento desde la perspectiva de los conquistados. Para ellos, la llegada de los europeos fue en primera instancia una ruptura que ampliaba su visión del mundo. Mientras los europeos solo buscaban obsesos el oro que haría rica a Europa, los aborígenes inmediatamente encontraron motivos para enriquecer su percepción de la realidad apurando la recepción de cuanto objeto y práctica nueva trajeran los conquistadores, hasta que el origen no divino de estos quedó en evidencia. Así sin mucha dificultad aprendieron la lengua y religión de los advenedizos. Es el encuentro clásico entre culturas chamánicas y aquellas que han perdido la memoria del Origen. Los nativos antillanos no entendían cómo los conquistadores no veían más allá del oro, el mar y el cielo físicos. Estos no entendieron cómo los nuevos casi humanos no dejaban de referirse a una realidad que superaba las miras europeas y repugnaba al dogma cristiano con tantas alusiones al demonio. El modo de figurarse la realidad de los nuevos hombres junto con la diabólica naturaleza antillana, cuna de huracanes y terremotos, hacia recordar a los conquistadores cristianos los temidos tiempos paganos destruidos por la triunfante fe.

En las culturas antillanas (como en todaslas americanas), el esfuerzo chamánico permeaba todo el quehacer cotidiano y mantenía una noción mágica del individuo social y natural, que fue desapareciendo con la imposición forzosa de la religión colonial. Junto a otras culturas del continente suelen ser vistas como menos desarrolladas desde la perspectiva colonial al compararlas con las llamadas altas civilizaciones americanas**, que igualmente sufren la mirada discriminatoria. Se inserta a las culturas antillanas en la categoría cultural que genera en la colonia la experiencia de y la actitud de ignorancia hacia la ¨otredad de lo otro¨***. A los conquistadores europeos les parecieron doblemente extrañas las culturas americanas que vivían en entornos casi naturales, eran ágrafas y apenas se constituyeron en núcleos citadinos. Esa extrañeza generó una actitud doblemente despectiva hacia ellas que ha prejuiciado hasta los más sinceros esfuerzos académicos. Así, al hablar sobre el nivel cultural de los pueblos antillanos, en especial en lo tocante a su espiritualidad suele describírselos como poseedores de una ¨religión animista¨, ¨politeísta¨, a lo más de ¨base chamánica¨; con un “pensamiento primitivo¨, todas calificaciones provenientes de límites académicos occidentales para entender estas culturas. Son los términos científicos (etnográficos, antropológicos, arqueológicos) para tildarlos de ¨paganos étnicos¨, del mismo modo en que la iglesia cristiana hizo con los pueblos conquistados y que se aplica a la mayoría de los pueblos originarios del planeta. Con esto no solamente se discriminó a las sociedades ¨más primitivas¨ de Nuevo Mundo, sino que se pierde la oportunidad de atisbar en el rico bagaje de conocimientos que guió a la humanidad desde mucho antes que de que surgieran los grandes centros urbanos. Los mitos y prácticas culturales descritas por los cronistas europeos hablan de pueblos que, al igual que las altas culturas americanas, conservaban y honraban la memoria temprana de la humanidad en la que se conformó todo lo que hoy somos. Las diferentes comunidades étnicas del Caribe antillano, desde aquellas que primero encontró Colón, hasta las que se generaron con la la trata de esclavos africanos y las tradiciones afroamericanas, gozan de una visión del mundo en la que la responsabilidad humana con el progreso de la especie y el planeta es patente. Por desgracia el enfoque eurocéntrico e imperial que impuso la colonia ha contaminado y reducido casi al olvido el modo de vida de los grupos humanos que primero encontraron los osados y avariciosos viajeros del Viejo Mundo.

Por otra parte, existe la tendencia reactiva a idealizar a las culturas originarias (sobre todo a las conquistadas por los europeos) como poseedores de toda bondad y tino civilizatorio olvidando que nuestros antepasados fueron humanos con nuestras mismas posibilidades y defectos. Muchas veces se intenta negar el que nuestros ancestros poseían prácticas y costumbres sociales en las que podía estar implicada la guerra por la expansión territorial y la competencia por los recursos naturales. La presencia de esclavitud, antropofagia y sacrificios humanos es indicio de decadencia evolutiva común a todas las culturas del planeta. La única diferencia (casi olvidada e imprescindible en cualquier intento profundo de recuperación identitaria) es la de tener un consenso colectivo de individuos conscientes de la dimensión espiritual, energética, sagrada, de la realidad. Esta ventaja, hoy casi perdida, era un reconocimiento de nuestra identidad como especie y el compromiso con su evolución. Esta ventaja era el chamanismo.

CHAMANISMO ANTILLANO

En las culturas que poblaron las Antillas se desarrolló un peculiar tipo de chamanismo que, proveniente de varios puntos del continente****, fue una adaptación en tierras insulares de antiguas prácticas continentales. Así, vemos el llamado culto a los antepasados y objetos de poder, consumo de plantas psicoactivas, rituales ¨mágicos¨, supersticiones, comunes a toda Indoamérica pero con expresiones propias condicionadas por entornos ecológicos diferentes a los continentales y los niveles de cultura material e intelectual alcanzados. Siendo pueblos que emigraron constantemente durante siglos, trajeron un patrimonio que se desarrolló de manera independiente en dos bloques culturales tipificados. Por una parte los provenientes del tronco cultural arawako y por el otro los del tronco cultural karibe. Cada uno de estos bloques, que habitaron respectivamente las Antillas Mayores y las Antillas Menores, presentan entre sí notables similitudes y diferencias que ofrecen un mosaico cultural muy interesante desde la pespectiva chamánica. A este mosaico se unen las culturas africanas que encontraron en las Antillas un modo de subsistencia para la cosmovisión que a hierro y fuego parecía condenada a desaparecer con el éxodo forzoso de sus tierras de origen. Indo antillanos y africanos, en la rápida casi extinción de los primeros y paulatina aculturación de los segundos, fraguaron una raíz mixta que fundacionalmente atenuó el impacto colonial sobre las culturas provenientes de África. Y esta raíz hunde sus rizomas en el caudal chamánico que primero escandalizó a los europeos en las extrañas y lejanas tierra de Antilia.

En este blog estaremos hablando por separado de las culturas antillanas precolombinas sus conexiones continentales y afrohispanas. Son bienvenidas las aportaciones.

* “Los Nativo Americanos se veían así mismos como habitando un universo de múltiples capas que fue la más reciente de muchas creaciones dentro de una dimensión temporal concurrentemente lineal y circular. Las principales elementos morfológicos del paisaje, desde el mar mismo hasta las montañas prominentes, eran sagradas”. Jefrey Quilter en Taíno: Precolumbian Art and Culture from the Caribbean, pp. 10
** Los pueblos indoamericanos, según su cultura y ubicación geográfica son agrupados en polares (extremos norte y sur del continente) , selváticos (cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas), insulares (mar Caribe), de las praderas (Norteamérica y sur de Brasil y Argentina) y los de alta cultura (andinos y mesoamericanos)
*** “América representa un ejemplo de lo ¨otro¨en el pensamiento histórico occidental, entonces el Área Intermedia, el Caribe, el Amazonas, el Cono Sur, y Norte América pueden llamarse `lo otro otro”. Jefrey Quilter en Taíno: Precolumbian Art and Culture from the Caribbean, p. 11.
**** En los tiempos del contacto europeo las Antillas estaban pobladas por pueblos provenientes de la cuenca Amazónica, de la desembocadura del río Orinoco.

Autor: Rubén Lombida Balmaseda

Fuente: http://eljurakan.blogspot.com/

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