El Maestro-Curandero en el Perú: Historia, Medicina y Magia

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El puesto más elevado del sacerdocio Inkaico era el Willac Umu (Willka=sagrado, nombre que se da a cosas dignas de admiración y Umu=adivino, hechicero), es decir adivino/hechicero sagrado, que era nombrado directamente por el Inka entre los miembros de su familia. El Sacerdote era la mayor autoridad en las actividades religiosas. Se dice que llevaba una vida santa: su dieta frugal y hacia abstención completa del consumo de carne, de bebidas alcohólicas y de la vida sexual, viviendo la mayor parte del año en reclusión casi absoluta. Presidía las grandes festividades religiosas y en ellas se hallaba rodeado por una hueste muy bien organizada de ayudantes que pertenecían generalmente al Ayllu (linaje o parentesco) de los Tarpuntaes, quienes no solo ocupaban importantes puestos religiosos en la capital del Cuzco, sino que eran nombrados personalmente por el W. Umu para ejercer su poder y autoridad en todos los centros poblados de importancia (habia 10 distritos principales en el Tawantinsuyu: los 4 rincones y reinos del mundo) y en cada una de ellas era encabezada por un sacerdote-curandero. (Fernando Cabieses :“El medico peruano precolombino” , 1987).

Dichos Curanderos eran personas altamente estimadas en la comunidad e inspiraban en todas partes el respeto de la gente que los reconocía por sus cabellos largos, bien peinados, su túnica blanca de algodón y una capa parda anudada sobre el hombro derecho y adornado con borlas de lana de colores. En las festividades oficiales se pintaban la cara de negro y predicaban las verdades de la religión del sol. Ellos eran los que estaban a cargo de las comunicaciones con el sol, la luna y las estrellas, sus principales deidades.

De acuerdo a esto, los sacerdotes llevaban ceremonias relacionadas, a los hechos políticos, a los eventos agrícolas y climatológicos y a otras circunstancias de importancia económica para el Estado.

Una serie de nombres se da, de acuerdo a viejas crónicas escritas por los españoles referente a los curanderos. Esto datos que a continuación se presentan, es solo un acercamiento para darle un orden a la diversidad y complejidad de nombres que tenían las personas que trabajaban con la política, la salud, la religión y los astros:

1. Existían por ejemplo los Ccamascas (curandero) y los Sonccocoyoc (inspirados, los que curan con el corazón). Estos adquirían sus conocimientos mediante secretos y métodos sobrenaturales impartidos por miembros de la misma familia, practicando sus artes curativas con la gente común. Eran hombre o mujeres que nunca intentaban curar sin hacer ofrecimientos y sacrificios a los dioses, ejerciendo así un tipico acto de medicina mágica

2. Los Allcos, eran considerados como sacerdotes. En presencia de un paciente, consultaban a uno de los dioses menores, una deidad particular, muchas veces el dios personal o Conopa del enfermo. Llamaban al dios o al espíritu haciendo ruido con redes llenas de cascabeles o con grandes campanas de cobre. Y cuando, después de estos ruidos mágicos consideraban que el dios había llegado a la escena le hacían preguntas y recibían en lengua críptica (en clave) las respuestas sobre la salud del enfermo.

3. Habían otros que se llamaban Mosccoc (soñadores), estos adivinaban a través de la interpretación de los sueños.

4. Los Ayatupuc, se encargaban de hablar directamente con los muertos.

5. Los Hechecoc, adivinaban la enfermedad después de ingerir cantidades diversas de tabaco y coca.

6. Los Caviacoc, recurrían simplemente a la ingestión de bebidas alcohólicas para entrar en trance que les permitía diagnosticar la enfermedad.

7. Los Hachus, hacían diversos pases mágicos con granos de maíz y con excrementos de animales.

8. Los Virapiricos, obtenian información mágica mediante el estudio del humo producido por la incineración de grasa de llama.

9. Los Calparicuc, adivinaban la suerte de la Calpa (Caypa, en los andes se conoce esta actividad como jubeo o kuyhuachay y es realizada solo por mujeres), es pasar por el cuerpo del paciente el cuy (conejillo de Indias, cobaya) y luego mirar las entrañas del referido animalito para de esa manera conocer el tipo de enfermedad del paciente.

10. Los Ichuris, el termino Ichuri es derivado de Ichu, un tipo especial de grama que crece en las altas y frías punas de los Andes. El Ichuri utilizaba un manojo de esta grama para llevar a cabo sus tareas. El pueblo los consideraban como personas santas, muy esenciales para el bienestar de los individuos y del grupo comunitario. La razón de este prestigio era que ellos eran los únicos que podían perdonar los pecados. Como la enfermedad era interpretada como un castigo o una venganza de los dioses, la salud se asociaba directamente con un estado de gracia obtenido mediante la confesión ante el Ichuri. La persona enferma acompañaba al Ichuri hacia un lugar secreto y aislado, ahí le contaba todos sus crímenes, vicios y travesuras. Realizada la confesión, el Ichuri se aseguraba de que ningún pecado ni ofensa quedasen ocultos en este acto confesional. Después realizaba unos cuantos pases mágicos sobre la persona con un manojo de ichu, la grama sagrada. Después de ello lo lanzaban hacia la corriente de un río para que flotase aguas abajo. Con el ichu se iban todos los pecados y sus efectos adversos.

Cabieses señala que la confesión no era curativa, excepto cuando los síntomas del paciente eran de origen psíquico. La mayor parte de las veces era una especie de ceremonia profiláctica (higiénica) a la que los individuos se prestaban periódicamente o como un paso preliminar hacia un evento importante de su vida, como por ejemplo un viaje prolongado o una batalla. En épocas de epidemias, sequía o cualquier otra catástrofe pública, los Ichuris eran los hombres más ocupados de la comunidad.

Este acto de confesión pudo haber servido con los mismos propósitos subjetivos que ahora se obtiene junto a un psicólogo o psiquiatra. Una especie de catarsis mental que probablemente evitaba muchos síntomas psicosomáticos.

  1. Los Guacaues, según relata el sacerdote cronista Murúa quien los describe en 1590, relata que Guacaues eran ”médicos filósofos” que andaban desnudos por sitios aislados y desiertos de la tierra. Vivian en completa soledad y se dedicaban al estudios de las ciencias divinas y la filosofía. Desde el alba hasta el ocaso, miraban fijamente el disco del sol, sin mover los ojos, y decían que en la incandescencia de esta esfera podían leer los grandes secretos de la humanidad. Algunas veces durante días enteros se quedaban parados de pié en las candentes arenas del desierto. Y no sentían calor. Otras veces, soportaban durante semanas el frío y las nieves de punas. Vivian una vida pura y simple y nunca buscaban nada placentero…”teniendo como único objetivo, el encontrar las razones de la naturaleza…”

El problema empieza cuando los cronistas españoles (algunos improvisados y con muchos prejuicios y otros reales, pero que al fin y al cabo llevaban en el inconciente patrones occidentales) confundían las diferentes técnicas curativas con las profesiones, y con frecuencia usaron denominaciones de un acto médico o mágico, para crear imaginativamente una nueva categoría de brujo o de curandero. Lo común debió de haber sido –como lo afirma Cabieses‐ que los sacerdotes fueran al mismo tiempo: confesores, curanderos y hechiceros.

Este planteamiento es correcto en cuanto a que no son tan diferentes las personas que se ocupaban realizando diferentes prácticas. Según Cabieses las diversas actividades lo ocupaban los Maestros-Curanderos, manejando fuerzas físicas, elementos biológicos, fuerzas psíquicas, pensamientos filosóficos y religioso.

Lo que si hay que diferenciar es que existen los llamados Curanderos Mayores, aquellos que pueden manejar a través de los enteógenos, proyecciones a un cuarto espacio (nosotros vivimos lo que seria mundo objetivo o tercer espacio: largo, ancho espacio) llamado también cuarta dimensión (o mundo oculto, mundo subjetivo, dimensión alternativa, etc.) pasando por la confrontación de la muerte ritualística y ver de esa manera el futuro y/o el pasado y por cierto la comunicación con entidades celestes, espíritus siderales, seres divinos, ángeles, plantas, etc.. y los llamados Curanderos menores, que son los que tienen conocimiento y manejan muy bien las plantas maestras y sus potencialidades. Este punto lo ampliare más adelante.

Debo de manifestar, así mismo que, en aquellos tiempos los Curanderos eran a la vez médicos y sacerdotes, hoy sabemos que la categoría de médico es aquel (de acuerdo a la descripción de la real academia española) ”relativo a la medicina general que atiende regularmente a un enfermo”, es decir aquella persona que ve por el restablecimiento de la salud de la persona a nivel físico.

El problema actual es que de acuerdo a los patrones occidentales educativos hemos separado la profesión de medico de lo religioso, lo filosófico y lo psicológico. Por lo tanto nos parece ilógico que antes estas profesiones que estaban integradas en una sola persona (el de Maestro-Curandero), hoy con el correr del tiempo las diferentes facultades/funciones se han ido separando cada vez mas, hasta llegar a convertirse en especialidades, con lo cual un médico de hoy por ejemplo esta totalmente separado del nexo médico-paciente, por factores de tiempo, económico, etc.. Por ello, pienso que será bastante difícil –pero no imposible- ser aceptado y manejar categorías de esta antigua y milenaria profesión, pero nueva para los académicos occidentales.

Jerarquías del mundo curanderil

Dentro de las categorías del mundo de los Curanderos en Perú y posiblemente también lo sean en los otros los países de América Latina -claro esta con sus diferencias y con el fin de que se conozca íntegramente las funciones especificas de cada personaje; expongo como referencia a partir de los trabajos de Lupe Camino (1992), sobre los diferentes niveles de la tradición curanderil por orden de categoría, trascendencia y poder:

1.‐ Curanderos mayores: son los Maestros, magos, brujos, cirujanos (aquí se incluyen a los maleros, es decir a los Layqa, que son los practicantes de la magia negra, cuyos poderes vienen de un pacto con el demonio, fuerzas negativas o con el rayo. Pero su sabiduría jamás supera a la de los Maestros-Curanderos. Todos ellos guardan sus secretos, sus poderes aprendidos a lo largo de los años desde que comenzaron como asistentes de sus Maestros.

2.‐ Curanderos menores: son los herbolarios (aquellos que recogen y venden plantas medicinales) y cayperos. Este último, es decir la Caypa, es una forma muy antigua de curar y adivinar desde el tiempo de los Inkas hasta el día de hoy. De acuerdo a Cabieses (1987), en el Inkario se practicaba (se conocía como Calpa) para pronosticar el futuro del Tawantinsuyu, las guerras y las acciones que debieran ser evaluadas antes de ser emprendidas. En situaciones con un paciente el curandero durante la noche, pasaba el cuy tres veces sobre el cuerpo del enfermo, el sexo del animalito deberá de coincidir con la del paciente, así como la edad y las horas en que se realiza para que el enfermo y su familia se atengan a lo que el curandero recomienda. Empezaba por la cabeza y terminaba en los pies. Se daba preferencia en esta limpieza al lado izquierdo del cuerpo y luego al lado derecho.

Si el cuy muere durante la frotación, es un mal presagio. Al concluir el cuy es arrojado al río y si trata de salir es una buena señal, si se deja llevar por la corriente, significa que el paciente morirá. En otros casos el curandero, con su pulgar de la mano derecha rasga la piel del animal aún vivo, luego diagnosticara las entrañas, de la cabeza hacia bajo del animal. El curandero se pondrá un trozo de tabaco negro durante el proceso en la boca y lo mascara para evitar que la enfermedad entre a su cuerpo. En la Caypa se puede leer no solo problemas orgánicos sino ofrece información sobre problemática personal, forma de vida, sexualidad y carácter.

3.‐ Parteras: también se les llama comadronas, son las que asisten a dar alumbramiento, salud femenina, fertilidad y abortos. Los partos se llevan a cabo dentro de las viviendas con la asistencia de las parteras de la comunidad y la presencia del marido de la parturienta. La parturienta se arrodillará, sosteniéndose de un lienzo, el esposo se colocara detrás de ella abrazándola por la cintura, mientras la partera lo hace frente a ella en espera del nacimiento. Si la parturienta muere, la partera asumirá la crianza del niño, pasando a su custodia como un hijo más.

Para facilitar el parto, la mujer ingiere un brebaje llamado ”gloriado”, bebida alcohólica a base de cañazo y plantas medicinales, algunas parteras aplicaran emplastos bajo el vientre para ayudar a la expulsión. Después del parto se le administrara a la parturienta una bebida compuesta de salve real, yerba dulce y otras plantas, endulzándolo con miel de palo para volver el útero a su forma. Al nacer el bebé se le administrara miel de palo con aceite para que arroje la sangre que pudiera haber tragado durante el parto, luego se le bañará. En las zonas altas el baño es frio, en las bajas es con agua tibia. El corte del cordón umbilical se hará con un carrizo quemado pues las tijeras son frias y podrian producir enfermedad, tanto en la madre como en el niño. El cordón sera cortado, anudado y quemado con el calor de la llama de la lampara. Esta es una forma de control de tetano y la placenta sera enterrada dentro de la vivienda.

4.‐ Curiosos: curan con plantas a nivel doméstico, rezan a los niños, para el mal de ojo y otras enfermedades simples.

5.‐ Hueseros: restituyen huesos luxados, caidas, fracturas, etc..

6.‐ Seguidores y rastreadores: aprendices en leer naipes, maiz, caracoles, hojas de coca y monedas.

7.‐ Herbolarios: No realizan mesas o ceremonias ritualísticas. Colectan, siembran y cultivan diferentes plantas medicinales. Administran tratamientos y eventualmente proveen de especies a los Maestros‐Curanderos.

8.‐ Participantes en la mesa: la participación del grupo (sobre todo familiares y amigos del mismo lugar) es importante para el apoyo en el diagnostico y la curación.

Es necesario señalar que algunos niveles superiores abarcan ciertos niveles inferiores, como por ejemplo que algunos Maestros-Curanderos tienen conocimiento sobre plantas y son rastreadores a la vez. Esto indudablemente es una aproximación sobre como esta compuesto jerárquicamente los diferentes trabajos, acciones y poderes de los Curanderos.

Formación e Iniciación

Los pueblos, en especial los del continente latinoamericano aceptan el ”don” de curar como designio divino. A los futuros curanderos se les va reconociendo desde la niñez, pues a esa edad temprana empiezan a mostrar ciertas dotes de clarividencia y predicciones. L. Camino detalla una descripción del curandero Rosario Neyra, cuenta que un día su menor hijo le sugirió matar el toro negro para comerlo, a lo que el Maestro contesto que no había razón para hacerlo, porque no era día de fiesta. El niño replicó: ”para que quieres más trabajo, si se va a caer a un precipicio y luego tendremos que sacarlo, cosa que efectivamente ocurrió al cabo de unos días. Esto le indico al Maestro Neyra, cual de sus hijos le sucedería mas tarde como Curandero.

Otro relato es el del Maestro-Curandero Leopoldo Vilela (L. Camino), hombre de unos 80 años, contó que siendo pequeño se dormía en el campo abrazado a piedras de cuarzo, lo que le permitía conocer ciudades lejanas y ver las instalaciones eléctrica (nunca antes de los 20 años había conocido de la existencia de esto). Al contarle esto a su abuela, la familia lo reconocía como un futuro Curandero.

En el caso de los ”ayudantes” del Curandero, la capacidad para convertirse en Maestro-Curandero depende de la facilidad que demuestren su fuerza y control durante las mesas y ceremonias, para de esta manera ver y reconocer las

enfermedades y una habilidad empleada para sortear lo demoníaco y peligros durante la sesión.

De esta manera el aprendiz del Curandero se va adiestrando en las practicas, conociendo los secretos de las plantas y viendo a los espíritus de los cerros y lagunas para establecer vínculos con ellos (pactos y alianzas), que luego le permitirán realizar los acuerdos que le darán fuerza y poder. Para la gran mayoría de los Curanderos, cuentan que han recibido el conocimiento de sus abuelos, tíos maternos, como una forma, -en este caso- de sucesión en los Andes. Pero también puede darse los casos de sucesión de un curandero y una persona ajena que no es familia, pero que se ha destacado desde niño y al crecer busca la vinculación de un curandero mayor.

En cuanto a la iniciación de un Curandero, este se inicia con técnicas precisas y severas, las cuales se componen totalmente utilizando su propio cuerpo (microcosmo) como receptor del macrocosmo y de las fuerzas que lo animan y a la vez inductor de un autoexploración de sus bloqueos personales ligados a su historia, sus herencias familiares, culturales, colectivas; en suma de su microcosmos del cual trae consigo.

La enseñanza del Maestro-Curandero, no se hace a través de las palabras, de la retórica, de cursos de 15 días ó de meses. El Curandero habla poco y solo controla las experiencias para evitar al ”aprendiz” perderse en los laberintos de su inconsciente o del tiempo-espacio mítico en el cual recién se adentra el alumno.

Por lo tanto, la enseñanza es un autodescubrimiento conseguido mediante técnicas, cuyas finalidad es provocar: modificaciones de estados mentales que dan al discípulo la capacidad de percibir directamente, sin intermediario, los aspectos de la realidad que generalmente escapan a su conciencia ordinaria cotidiana y ”normal”, especialmente cuando se trata de personas que viven en la ciudad y han perdido los vínculos con la naturaleza.

Con estas técnicas, el discípulo va desarrollando las percepciones de los sentidos habituales para permitir ver, escuchar, oler, tocar y saborear más allá de la realidad fenomenal (el mundo de las apariencias o maya de la filosofía hindú) y descubrir tras

de ella los otros aspectos de la realidad invisible, ocultos, solamente en la medida en que hemos apagado las funciones del cerebro del lado derecho (el de la intuición, de las artes, de la capacidad mediumnica, adivinatoria, etc. (J.M. Mabit, 2001).

En la universidad se nos enseña que lo mental tiene que ver con con el cerebro o el sistema nervioso y en base a ello han estructurado especialidades como la psiquiatría, la psicología, la psicofarmacología, etc.. Pero lo que llama la atención es que un verdadero Maestro-Curandero nunca se refiere a esta dualidad del ”cuerpo y mente”, sino que evoca únicamente el cuerpo, como receptáculo a la vez de la materialidad, como de la psique. Agrega además una tercera dimensión, la del espíritu que trasciende a ambas, constituyendo la esencia del ser humano y si bien esta vinculado al soma, es decir que está encarnado, preexiste de este y no depende definitivamente de él. En otras palabras el enfoque pragmático del Maestro-Curandero, considera que el cuerpo es mental localizado, que el pensamiento, los afectos, las emociones están ubicados dentro del espacio-tiempo en la materialidad del cuerpo. Mas bien el espíritu es inmaterial, trascendental y por lo tanto sigue permaneciendo cuando desaparecen cuerpo y mente.

Aquí es importante distinguir entre espíritu y mente. El espíritu no se deja perturbar o afectar por las emociones, los sentimientos, no tienen localización en el espacio-tiempo de Euclides, mas bien pertenecen al tiempo-espacio mítico caracterizado por su infinidad, su eternidad, en otro termino seria atemporal, carente de la noción de horizonte y perennidad.

Entonces la Iniciación de un Curandero, empieza trabajando sobre su propio cuerpo, mediante técnicas empíricas, cuyo núcleo –entre otros- es el empleo de sustancias psicotrópicas. La más prominente es el Ayahuasca (la enredadera de las almas) o Banisteriopsis caapi, liana que se prepara de una mezcla con otras dos plantas conocidas hasta conseguir el brebaje (para el caso de los curanderos de la selva), que se toma en rituales nocturnos. Esta preparación se llama comúnmente purga, porque produce una desintoxicación controlada permitiendo limpiar el cuerpo-mente.

La toma del ayahuasca para fines curativos o Iniciáticos supone una serie de reglas muy estrictas:

‐ período de aislamiento

‐ ayunos, dietas (no grasa, carne, azúcar, ají, cebolla, ajos, etc.)

‐ evitar el sol, la lluvia, el contacto con el fuego

‐ Abstinencia sexual

‐ evitar olores fuertes

‐ dieta sin sal

Todos estos métodos no son solo simbólicos, no constituyen una manera metafórica de concebir la vida, una simbología con alcances culturales…sino que expresan un conocimiento también de los riesgos, de los peligros de la intoxicación descontrolada para la cual existe todo un cuerpo de técnicas preventivas y de emergencia.

La ingestión de este brebaje proporciona nuevos estados mentales, sin perdida de la conciencia, sin desubicación del espacio-tiempo, sin desvanecimiento de la identidad de si mismo, sino de la ampliación de la conciencia. Una superación del ”ego” freudiano, al gran ego impersonal (Ello) en el cual el mundo mítico presenta cualidades siempre distintas (pero no ambiguas).

Es interesante el punto de vista científico que nos da J. M. Mabit ( 2001), acerca de las plantas maestras, agrega: ”las pócimas que caracterizamos peyorativamente de alucinógenos permiten despertar y reeducar el cerebro del lado derecho. Entonces las funciones, el potencial dormido se animan de nuevo y nos da acceso a un conocimiento complementario de la realidad”. Este planteamiento de Mabit estaría corroborado con la conclusión de un equipo de investigadores encabezados por el Dr. Joseph T. Lurito, profesor adjunto de Radiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, USA, quien a partir de un estudio de escáner cerebral a 20 hombres y 20 mujeres, mientras escuchaban la lectura grabada de un libro. La investigación reveló que los varones escuchaban principalmente con el lado izquierdo del cerebro, relacionado con el oído y el habla, mientras que las mujeres se detectó actividad en ambos hemisferios. E incluso en otras series de investigaciones parecen indicar que las mujeres ”tienen capacidad para atender dos conversaciones al mismo tiempo”. De ahí que la mujer es la que tiene mayor capacidad de intuición, porque estaría utilizando en forma natural la parte derecha del cerebro.

El conocimiento de si mismo es ante todo un conocimiento de su propio cuerpo material y espiritual este último de acuerdo a las tradiciones milenarias también es llamado cuerpo: vital, astral, energético, etc… Entonces el reintegramiento de la continuidad con el macrocosmos permite comunicarse con las energías, fuerzas, espíritus, genios, que animan la naturaleza, las plantas, los animales y el mundo inanimado.

Por lo tanto es el espíritu de las plantas ”madre”, que enseñan directamente al Iniciado, introduciéndolo en un estado de compenetración afectiva en el cual el ”lenguaje” de la naturaleza se vuelve de nuevo comprensible.

El Trance: Axis Mundi

En nuestra forma de percepción occidental, de nuestra cosmovisión dialéctica, se conciben dos realidades distintas:

‐ mundo objetivo y material y

‐ mundo subjetivo y emocional

Pero para la cosmovisión de los indígenas estas dos dimensiones son solo una misma realidad que ellos pasan a voluntad la frontera invisible entre ambos mundos. La concepción de un Axis Mundi, también llamada escalera, puente, montaña, árbol del mundo, arco iris, etc. que comunica el mundo de los espíritus y el de los humanos es algo que los Maestros-Curanderos, Gurús, saben pasarlo. Pero pasar hacia esa otra esfera se necesita tener ligereza o rapidez, es la formula simbólica de la inteligencia, cordura, la trascendencia o en todo caso de la Iniciación.

De acuerdo a los pasos que da el Curandero hacia la otra realidad última, Josep Mª. Fericgla lo determina de la siguiente manera: ”el shamán practica el paso de una forma ordinaria de percibir la realidad a otra forma no-ordinaria, dialógica. Son

consumidores de enteógenos que les inducen profundos trances extáticos”. Pero en cambio agrega ”los sacerdotes de las religiones judeo-cristiana solo hablan de ellos desde hace muchos siglos y no la practican. Desde que sustituyeron el enteógeno sagrado hélenico que induce la conciencia dialógica del shamán, el Kykeon, por un placebo inocuo, el pan sin levadura que subsiste en la actualidad”.

Esto significaría que los sacerdotes actuales cuya representación litúrgica en las ceremonias de la iglesia católica delante de sus feligreses, solo seria una parte mínima representada, ya que el brebaje fue cambiado por un vino dulce con lo cual se estaría cometiendo un grave error al ocultar el verdadero rol de la pócima del Kykeon.

Para hacer una pequeña reseña histórica, Fericgla sostendría en forma –claro- hipotética que tal sustitución del Kykeon por la ostia se fijo en el s.VI cuando se celebraron los concilios de Éfesos y de Constantinopla. En tales reuniones eclesiásticas se decidió parte del futuro de nuestras sociedades, fijando como dogma de fe un grupo de elementos originarios del cristianismo, entre ello la virginidad de María. Ahí surgió el cisma que arrastramos hasta la actualidad entre las diversas ramas del cristianismo viejo. A partir de aquí los sacerdotes católicos obligaron a sus feligreses a creer en la divinidad como acto de fe, no por estudio, ni experiencia directa y vivencial de tales realidades alternativas (Fericgla 2000 p.62, 63).

Es probable -menciona Fericgla- que los primeros patriarcas cristianos aprendieron el uso religioso de sustancias psicoactivas de los antiguos griegos. Un aporte sustancial a este tema lo da Samorini (1999) quien dice: la cultura helénica es la matriz de todo el moderno pensamiento occidental. Aquel mundo tan fecundo estuvo centrado durante 2000 años, o tal vez más, en los secretos mistéricos que se desarrollaban en el interior de los templos de Eleusis, Delfos, y Samatracia.

Los participantes en la epopteia (experiencia que permite vislumbrar el más allá) sentían que ahí se gestaba su integridad y que la profunda confrontación con el más allá les permitía acceder al inmenso deposito de sabiduría y de creatividad de donde

nació el pensamiento filosófico y trascendente que hoy sigue constituyendo el pilar de nuestra cosmovisión.

Diversos investigadores como Gordón Wasson, Hofmann y Ruck, 1980; Ott, 1998 y 1999, (en Fericgla) señalan que los griegos clásicos usaban potentes sustancias enteógenas para inducirse ritualmente estados de muerte y resurrección ritual, para ver el más allá y contactar con sus dioses: El himno anónimo a la diosa Deméter (diosas griega de la fertilidad y divinización de la tierra fecunda) del s. IX, y un fresco que se mantiene aún en Pompeya son las mejores fuentes de información sobre estos misterios.

Hoy se sabe que los iniciados, cientos o miles a la vez, se reunían en el templo de Telesterión (telesti=lugar del proceso de Iniciación) de Eleusis, después de 6 meses de preparación ritual. Allí ingerían la pócima denominada Kykeón.

Los escritos que han dejado los griegos ha quedado registrado de que los Iniciados, bajo los efectos del enteógeno ritual recibían la visión trascendental asombrosa e inaccesible al conocimiento racional. A los griegos les estaba prohibido revelar detalles de la iniciación. Alcibíades (general ateniense c. 450‐en Frigia 404 a.J.C. que fue discípulo de Sócrates) fue condenado a muerte por haber profanado los misterios visionarios, al preparar y tomar Kykeón en Atenas fuera del templo. Hay indicios –menciona Fericgla‐ que la condena de Sócrates también tuvo que ver con esta profanación.

Con el correr de los siglos, el uso de enteógenos visionarios y extáticos fue eliminado de los ritos cristianos y en su lugar fue reemplazado por la ostia (pan sin levadura) y otra sustancia embriagante, aunque mucho más suave que los enteógenos: el vino como representación de la sangre de Jesús el Cristo. Los sacerdotes cristianos de la iglesia católica impusieron su jerarquía sobre los creyentes hasta el día de hoy, pues ellos son los únicos que acceden a beber el vino dulce de misa, sin compartirlo con sus feligreses.

Volviendo nuevamente el paso hacia la otra realidad, es precisamente que el Curandero bajo la influencia enteógenos puede contactar a voluntad con la dimensión oculta de la realidad por medio de técnicas de modificaciones del estado ordinario de la conciencia. Pero también se puede recurrir a ritmos de percusión, ayunos y técnicas de privación sensorial. Esto significa que cada pueblo tiene sus recursos específicos para inducirse al trance.

El Maestro-Curandero de esta manera mantiene así su conciencia sincrónicamente despierta en ambas dimensiones de la realidad, la magia y la ordinaria, y ello es lo que diferencia de médiums y poseídos, pues estos pierden su voluntad en favor de los espíritus que, según creen, actúan a través de ellos.

El Maestro-Curandero viaja activamente hacia los espíritus o entidades que habitan en otra esfera (inconciente), proyectándolos sobre el mundo externo, para tratar de coordinarlos de acuerdo a su propio interés. No se deja vehiculizar por ellos, aunque en algunas ocasiones se haga difícil la trayectoria.

Durante los estados de descarga emotiva ligada a la exteriorización de recuerdos traumatizantes y reprimidos, el Maestro-Curandero, es el único capaz de controlar las entidades invisibles causantes de estas enfermedades o de desarreglos, también puede lanzar a sus espíritus aliados contra el enemigo, provocándoles daños. Explicado desde el punto de vista psicológico, se diría que, el Maestro-Curandero accede a su inconciente con una facilidad, dominio y control de sus propias pulsiones profundas, emocionales y arquetípicas de las que carecen la inmensa mayoría de los humanos; y desde esa parte oscura de nuestra mente reordena la realidad simbólica, emocional y factual en interés propio y de su comunidad.

La cosmovisión de las culturas curanderiles, conciben que la realidad no acaba en el límite material de los objetos que percibimos, ni que cada cosa existe aisladamente de las demás. El mundo no esta lleno de objetos, hechos y sentimientos independientes. Los curanderos concibe que todo elemento de la realidad material e inmaterial esta relacionado y es interdependiente: personas, animales, vegetales, piedras, montañas, elementos meteorológicos, espíritus, etc.. En suma en este sistema visible e invisible a la vez complejo y abierto, es lo que complementa y da sentido a los aspectos fenomenológicos del mundo cotidiano. Ellos mismos afirman que no hay otros mundos, sino que todos los mundos están en este, pero hay que saberlos ver.

Bajo el estado de trance o éxtasis, este es definido como un estado psicológico que se caracteriza por un sentimiento absorbente de admiración, de alegría, a veces de enajenación. Desde una perspectiva teológica se hace referencia a un estado de unión con Dios ó lo divino por medio de la contemplación y el amor vivido íntimamente. Y exteriormente por la suspensión mayor o menor de la actividad sensorial en relación con el mundo externo.

Esta desconexión puede alcanzarse de diferentes maneras. Por ejemplo con la meditación del néctar del budismo tibetano. Durante la misma el meditador traslada toda su atención a una parte muy concreta del organismo, la punta de la lengua. Según se va concentrando la atención en ella, el practicante se va sintiendo cada vez más en un estado de dulzura. Hoy sabemos por ejemplo que por datos suministrados por el microscopio que precisamente en la punta anterior de este órgano se concentran las terminaciones sensoriales capaces de captar lo dulce, mientras que lo salado, amargo se ubican en otras partes de la lengua.

Este éxtasis puede ser clasificado según 4 categorías no mutuamente excluyentes:

‐ Éxtasis místico y profético

‐ Éxtasis curanderil

‐ Éxtasis sexual

‐ Éxtasis producido por plantas maestras.

El término trance se utiliza preferentemente entre los médicos, mientras que el término éxtasis es más teológico y humanista, pero que ambos tienen el mismo significado. En la literatura internacional gran número de estos estados son descritos como OBEs (out of the body experiences).

Y aquí tiene mucho que ver el ritual, debido de que es la culminación activa de una transformación simbólica de la experiencia. La utilización del ritual a modo de puertas tanto al comienzo como al final del trabajo es muy importante, aquí el ritual puede servir para disminuir la angustia frente a lo desconocido ó lo que desborda a un individuo. En el área del conocimiento, la acción y efecto, pueden incrementar la concentración de los adeptos modificando la atención, en el área física, facilitar la relajación y en el área emocional, modular la ansiedad, el sentimiento de descontrol o la expresión de la rabia.

A modo de síntesis diremos que los estados profundos de conciencia o trance han sido descritos por grandes místicos y santos, como el estado supremo de conciencia y de hecho el cumplimiento supremo de la existencia. En estos estados, un Maestro-Curandero trasciende las fronteras usuales del Ego y se siente uno con el universo. Este estado llega después de 2 a 3 años ó quizás décadas de practicas intensas de disciplina espiritual, preparación, lectura y abstinencia de la carne.

Tales experiencias han sido llamadas de muchas formas. En occidente han sido descritas como ”conciencia cósmica” o ”experiencia pico”, Samadhi en yoga y Satori en Zen. Es decir los estados inducidos por el yoga, el curanderismo y la meditación budista, han sido algunas veces descritos como idénticos. Pero más allá de la realización personal viene la etapa de compartirla con el mundo, de utilizar la sabiduría propia de la iluminación para enseñar, servir, ayudar y curar. Así la tarea es primero abrirse a la experiencia de la iluminación, luego traer la luz y el conocimiento de regreso al mundo para beneficio de todos.

Entonces la importancia que tiene un Maestro-Curandero para nuestro siglo es vital, pues ellos tienen una concepción dialéctica del mundo y del universo, debido a una vivencia directa con la naturaleza y poder entrar en estados modificados de conciencia, inclusive sin recurrir al uso de plantas enteógenas, para de esa manera servir al prójimo.

Hoy se puede observar como los pueblos del mundo, vuelven a encontrar los temas filosóficos, psicológicos, científicos y religiosos de los Curanderos. Pues el hombre de occidente, lejos de haberse dejado arrastrar por su propia violencia, ubicándose en un desequilibrio, como expresiones de discriminación, corrupción, explotación, conquistador, poder, etc. ese hombre moderno proyecta esta imagen bestial que tiene de si mismo, pues ahora deberá encontrar la belleza y la armonía de la naturaleza:

La armonía entre el hombre y el mundo

El equilibrio entre el cuerpo y el espíritu y la unión entre lo individual y lo colectivo.

Marcelo Arroyo Ríos

Arqueólogo peruano, actualmente radicado en Aarhus, Dinamarca

Documento sin título
 

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Comentarios (4)

 

  1. Jorge Guillermo Díaz Albújar dice:

    Deseo contactar a Marcelo Arroyo Ríos, somos amigos aquí en Perú y hace años que no se de él, deseo volver a verlo.

    Jorge Guillermo Díaz Albújar
    [email protected]
    [email protected]

    T. 978106395

    Chiclayo
    Perú

  2. rosa rojas rojas dice:

    GRACIAS POR LA INFORMACION, TENGO MUCHO INTEREZ DE SABER , MAS , SOBRE ESTE TEMA, SOY UNA PERSONA
    QUE CREE EN CRISTO, DE FORMA MUY HABIERTA, NO ME DEJO ,INFLUENCIAR ,POR LAS PERSONAS,TENGO MI
    PROPIA COSMOVISION,EN REALIDAD, TRATO DE AVERIGUAR, SI ES YAVÉ, QUIEN DA ESE PODER, O ES
    ALGO QUE EL ABORRECE,ME REFIERO A LA PRACTICA DE EL CURANDERISMO,ES POR ESO QUE ME GUSTARIA SABER MAS SOBRE EL TEMA.
    GRACIAS POR SU AYUDA

  3. maria cristina rodriguez dice:

    quiciera saber si hay algo que cure mi hijo de una enfermedad yamada miopatia congenita

  4. Elsa dice:

    Hola, Esta persona de que se trata esta pagina es el famosa curandero de Peru, el que usa el cuy para curar todo lo mal del cuepo?? Favor de dejarmelo saber lo mas pronto possible. Mucha Gracias!

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