Secretos del Chamanismo Siberiano

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Hoy, sobre todo en los círculos New Age, el término “chamanismo” a menudo es usado de un modo generalizado para describir toda clase de prácticas mágicas autóctonas en una amplia variedad de culturas por todo el mundo.

También ha sido proyectado atrás hacia un pasado que nunca tuvo, de tal manera que nos podemos encontrar con libros modernos sobre un supuesto “chamanismo celta” y hasta un “antiguo chamanismo egipcio”. Los escritores modernos sobre el tema, como el doctor Michael Harner, también han creado lo que es llamado como “chamanismo fundamental” o “chamanismo urbano”.

Esto toma la esencia de las creencias y prácticas chamánicas y las embala de nuevo con una configuración segura, aséptica y a menudo diluida que es aceptable para los buscadores occidentales de una espiritualidad alternativa.

En este artículo, sin embargo, examinamos y describimos el verdadero “chamanismo fundamental” como ha sido practicado durante cientos de años en su patria de Siberia y en las áreas de habla turca de Mongolia, y donde está siendo revivido ahora.

A finales del siglo XVI y comienzos del XVII el área conocida como Siberia fue colonizada por los rusos.

Ellos fueron atraídos allí por su abundancia de animales salvajes, la que creó un floreciente comercio de cueros de animal y pieles. Los Zares usaron los ingresos de esta empresa para incrementar su economía y tener acceso a las divisas extranjeras que ayudaron a crear el Imperio ruso. El influjo de cazadores rusos, comerciantes de pieles y mercaderes afectó drásticamente a la población local, que consistía en muchas tribus diferentes.

Hacia los años 1900 la población nativa se había reducido aproximadamente a un 10% de la gente total que vivía en Siberia. Junto con los comerciantes de pieles también llegaron misioneros y, en tiempos posteriores, antropólogos. Los primeros estaban interesados en la conversión de la población indígena al cristianismo Ortodoxo, mientras que los antropólogos querían estudiar su cultura tribal, creencias espirituales y prácticas rituales.

Ambos grupos de forasteros se pusieron en contacto con los chamanes tribales de Siberia y, por motivos totalmente diferentes, registraron y comentaron sobre sus observancias religiosas.

Las referencias más tempranas a practicantes mágicos que podrían ser descritos como chamanes de hecho se remontan al siglo XIII.

Precisamente entonces los primeros viajeros occidentales penetraron Asia Central y visitaron la corte de los gobernantes mongoles. El explorador Marco Polo, por ejemplo, encontró magos que eran sanadores y que podían diagnosticar las enfermedades mediante el uso de la adivinación. Polo dice que ellos llegaban a ser poseídos por lo que él describió como “un diablo”, quien luego usaba las cuerdas vocales de éstos para hablar mediante ellas.

Sin embargo, fue un explorador inglés llamado Richard Johnston en el siglo XVI quien describió primero que nadie lo que suena muy parecido a las actividades propias de los chamanes.

Él relató haber presenciado a un sacerdote tribal que llevaba puestas pieles de animales y tocaba un tambor “formado como un gran cedazo” en “ritos diabólicos”.

Durante el ritual el percusionista cayó en un trance y fue poseído por “espíritus malignos”.

En 1692 otro explorador occidental, Nicholas Witsen, describió la vista de un “chamán” o “sacerdote del Diablo”. Él estaba vestido con ropajes rituales, que consistían en un tocado con cornamenta y un traje ricamente decorado, y cantaba y daba golpes a un tambor para atraer a los espíritus.

Generalmente, reflejando la cultura católica de donde ellos provenían, estos occidentales consideraron a los chamanes como fanáticos “adoradores del diablo” que obligaban a sus ignorantes e incultos seguidores a servir a los espíritus malignos y demonios.

¿Qué es el Chamanismo Siberiano?

El significado de la palabra “chamán” está envuelto en el misterio lingüístico y varias explicaciones han sido propuestas para declarar su origen. Una teoría es que es posiblemente derivada de un antiguo término chino para un sacerdote o monje budista.

El Oxford English Dictionary define su significado como,”un sacerdote o médico-brujo de una clase que afirma tener un contacto único con dioses, etc.”

Dice que la palabra viene del ruso “shaman” y que es una traducción de la palabra tungusa “saman”.

En Siberia y Mongolia el chamanismo era conocido como Tengrianismo, lo cual significaba una reverencia hacia los espíritus del cielo. Éste reflejaba un sistema de creencias animista donde todo en el mundo natural estaba vivo, impregnado por una fuerza espiritual o, en términos simples, habitado por espíritus.

Estos espíritus tenían que ser respetados y apaciguados o la tierra se haría estéril y yerma, los animales que sirven como alimentos desaparecerían y finalmente el mundo llegaría a un final. Para conseguir este equilibrio esencial y vital entre los humanos, la Naturaleza y el mundo de los espíritus, se requería un especialista mágico, y el chamán tomó ese papel.

Él o ella actuaba como una persona intermediaria o mediadora entre la Humanidad y lo Otro, y como un guardián de la tradición cultural y mágica.

Su trabajo implicaba conducir las bendiciones, sobre todo en bebés recién nacidos, realizando rituales de protección, adivinando el futuro, sanando a los enfermos, exorcizando fantasmas y demonios, supervisando el entierro de los muertos, y generalmente comunicándose de parte de la tribu con el mundo de los espíritus y sus habitantes.

La iniciación en el culto chamánico podía ser conseguida de varios modos diferentes.

El más fácil era la ruta hereditaria, donde el conocimiento, el poder y la habilidad mágicos eran transmitidos del abuelo o padre al hijo o, más raramente, de la abuela o madre a la hija. A veces los niños eran elegidos a una edad muy temprana o incluso en el nacimiento por los espíritus e instruidos por ellos por medio de visiones y sueños.

Los jóvenes que sufrían una enfermedad o afección grave o de ataques epilépticos, que eran introvertidos y soñadores, o que tenían alguna forma de enfermedad o discapacidad mental, eran considerados como chamanes naturales que habían sido especialmente elegidos por los espíritus.

En su vida posterior, aquellos que habían sentido una fuerte vocación para convertirse en un practicante mágico se retirarían de la sociedad, por lo general a un lugar remoto en áreas silvestres, y se someterían a una vigilia durante la cual ellos invitaban a los espíritus a ponerse en contacto con ellos y a enseñarles los caminos chamánicos.

Cuando una persona realmente era tomada por otro chamán como su ayudante o aprendiz de hechicero, a menudo era realizado un rito de iniciación formal.

El candidato ofrecía un sacrificio de animal, pedía a los espíritus que lo ayudaran en su tarea, hacía un juramento de lealtad a su maestro chamánico o clan espiritual, y aceptaba los ornamentos rituales especiales del oficio de un chamán.

A menudo estas iniciaciones por otro chamán o por los espíritus implicaban una muerte visionaria traumática y una experiencia de renacimiento. A veces esto incluía un viaje al inframundo, encuentros con deidades y el cuerpo del chamán aspirante desmembrado y luego reunido otra vez.

Las insignias rituales dadas al nuevo chamán reflejaban el hecho de que él o ella era una persona especial que era separada y diferente de los otros miembros de la tribu.

Los chamanes siberianos llevaban puestos trajes hechos de cuero de animal y piel y decorados con bordados, plumas de aves, borlas de seda, cintas, campanas, pequeños espejos, joyería representando motivos simbólicos como el Árbol del Mundo, y artesanía metálica surtida como discos de cobre.

El adorno de la cabeza consistía en una gorra cónica o puntiaguda hecha de fieltro o piel o en la cornamenta de un reno. Algunos chamanes llevaban puestas botas de cuero herradas, de modo que cuando ellos caminaban enérgicamente podían ahuyentar a los espíritus malignos.

La mayoría de los chamanes llevaba un tambor ritual similar en su forma al tradicional bodhran irlandés.

Éstos eran hechos de una piel de animal estirada sobre un marco de madera y decorada con plumas y símbolos mágicos que representan viajes del espíritu al Otro Mundo o la cosmología chamánica. El tambor era muy importante y representaba al corcel simbólico y mágico que permitía al practicante viajar desde la Tierra Media al reino de los espíritus.

Era también un objeto mágico en sí mismo que contenía y enfocaba la fuerza del espíritu o la energía. Al hacerlo sonar el chamán podía tanto atraer a los espíritus como exorcizarlos. Además del tambor a menudo era llevado un bastón mágico.

Éste estaba hecho de madera o de metal y estaba decorado con plumas, campanas, cintas y las pieles de pequeños animales del bosque.

Diferentes Tipos de Chamanes

Aunque los occidentales han usado el término genérico “chamán” para describir a todos los practicantes mágicos tribales de Siberia y Mongolia, en la práctica ellos estaban divididos en varios diferentes tipos, categorías o clases con específicos deberes y responsabilidades mágicos.

Usando la terminología inglesa, entre éstos se incluían,los “conjuradores”, que convocaban y controlaban a los espíritus, los profetas o psíquicos, que preveían el futuro, los hechiceros, que practicaban “magia negra”, los expertos en trance, que viajaban en forma de espíritu al Otro Mundo, los sanadores, que eran expertos en medicina popular y en el uso de plantas medicinales, los guías de los muertos, que preparaban los cadáveres y conducían los ritos funerales

Los chamanes-sanadores eran a menudo mujeres y se especializaban en asuntos de salud relacionados con la fertilidad humana y animal, la sexualidad y los niños.

Ellas eran reconocibles por sus faldas distintivas hechas de cuero de animal y sus sombreros de lana brillantemente coloreados. En vez del tambor ritual usado por los chamanes masculinos, ellas llevaban un abanico de seda y abalorios para rezos.

Lamentablemente cuando el budismo llegó a Siberia y Mongolia muchas de estas sanadoras fueron despiadadamente perseguidas y exterminadas por los monjes misóginos.

Como resultado de esto, su amplio conocimiento de hierbas y plantas usadas para la curación natural fue o perdido completamente o asumido por sanadores budistas y sólo practicado en una forma corrupta o debilitada.

Otro practicante femenino era la chamán-partera, que heredaba su poder por la línea materna de su ascendencia familiar.

A la vez que asegurarse de que los bebés entraran en este mundo sin peligro en un sentido físico, ella era también responsable de su protección espiritual de malas influencias durante el nacimiento y de su bienestar como niños.

En este sentido ella tomaba el papel de un hada madrina humana.

Inmediatamente después de un nacimiento la partera chamán cortaba el cordón umbilical y luego purificaba al bebé recién nacido con agua con sal y fuego. Cualquier testigo del nacimiento (únicamente mujeres) sólo podía estar presente si primero hubiera sido ritualmente purificado por la partera con fuego y agua.

Durante las primeras semanas de vida de un bebé era muy importante que fueran realizados los rituales apropiados para proteger al niño hasta que su espíritu estuviera totalmente establecido en el mundo material. Si dichos rituales no eran realizados correctamente entonces el espíritu del bebé podría retornar al lugar de donde había venido. Estos ritos esenciales eran la responsabilidad de la partera chamán y sus ayudantes.

Otro tipo de sanador chamánico era el arreglador de huesos, quien invocaba a espíritus guías para que lo ayudaran con su trabajo de curación. Ellos principalmente reparaban huesos quebrados y dislocados y ligamentos rotos, sanaban dolores de espalda causados por heridas espinales o enfermedades y también infecciones de la piel como diviesos, sarpullidos, psoriasis y eczemas.

Estos talentos eran heredados por el lado paterno de la familia y, porque se pensaba que los huesos del cuerpo humano eran espiritualmente “masculinos” en su naturaleza, estos arregladores chamánicos de huesos eran siempre varones.

La mayor parte de los chamanes trabajaba con lo que los modernos seguidores de la New Age llaman aliados animales o ayudantes del espíritu en forma de animal. Estas entidades los ayudaban en su trabajo mágico y también les enseñaban.

Por ejemplo, las chamanes parteras ya descritas trabajaban con un espíritu animal en forma de zorra de montaña. Se supone que al primer arreglador de huesos le fueron enseñadas sus habilidades por una serpiente, de modo que esa criatura era sagrada para el clan.

Otros practicantes chamánicos eran asistidos por renos o lobos para atacar y destruir espíritus malignos, y cuervos para deshacerse de enfermedades. Otros importantes ayudantes de espíritu animal incluían a búhos, patos salvajes, gansos, ardillas, osos, ranas y sapos, perros, gaviotas y águilas.

Uno de los tipos más importantes y respetados de practicantes mágicos era el chamán-herrero. En todas las culturas por todo el mundo desde Europa a África el herrero tenía un papel central en la sociedad tribal y era considerado como un mago o hechicero poderoso debido a su dominio sobre el fuego y su habilidad para trabajar con el metal.

Hay muchas leyendas sobre herreros que hacen pactos con demonios, dioses o el Diablo o los engañan y los burlan para adquirir sus habilidades.

Hay también muchos dioses herreros en la mitología antigua que eran magos, hacían armas para los Dioses o actuaban como ejemplos culturales inventando herramientas agrícolas. En Siberia los chamanes-herreros fabricaban y consagraban mágicamente los objetos metálicos rituales usados por otros chamanes.

Ellos sólo eran elegidos por los espíritus, y en vez de un tambor ellos usaban sus yunques para comunicarse con el reino espiritual.

Chamanes “Negros” y “Blancos”

Así como entre diferentes tipos de practicantes mágicos, los chamanes también estaban divididos en dos categorías separadas, pero a veces superpuestas: los chamanes “negros” y los “blancos”.

Los “negros” eran considerados como los más poderosos de los dos, y eran a veces conocidos como los “chamanes-guerreros” porque ellos combatían a las fuerzas malignas y eran consultados como consejeros militares.

Ellos obtenían su poder del Norte (probablemente del Polo Norte o de la Estrella Polar – North Star) y podían ser fácilmente identificados por cuanto ellos siempre llevaban puestos trajes negros con muy poca decoración, si es que alguna. La función primaria del chamán negro era tratar con demonios y dioses oscuros de parte de sus clientes.

En este papel ellos eran contratados para maldecir a sus enemigos y arruinar sus cosechas y su ganado.

En tiempos de guerra los chamanes negros se integraban al ejército, como los modernos capellanes militares, y ayudaban a ganar batallas usando sus poderes ocultos. En tiempos de paz ellos asumían un papel más positivo como diplomáticos, consejeros políticos y emisarios, y supervisaban la preparación y la firma de tratados con los ritos mágicos apropiados. Los chamanes negros eran temidos enormemente, incluso después de su muerte.

En el siglo XIX cuando una famosa chamán negra murió, ella fue colocada en un ataúd hecho de la madera “sucia” de un álamo. Su cadáver fue clavado entonces con estacas de álamo, de modo que ella no pudiera convertirse en una “caminante de la noche” y merodear a los vivos.

En contraste, los llamados chamanes “blancos” obtenían su poder mágico desde una dirección del Oeste, la casa de las deidades y espíritus benévolos. Ellos funcionaban en un nivel tribal casi exclusivamente como sanadores y zahoríes, y sólo tenían tratos con entidades benéficas.

Era su papel pacificar a los espíritus malignos o enojados, exorcizarlos si ellos poseían a seres humanos, y ayudar a la tribu a vivir en armonía con su ambiente natural y con el mundo de los espíritus. Para este fin en un nivel físico ellos a menudo eran empleados en un rol administrativo para supervisar los asuntos tribales.

La Yurta, el Árbol del Mundo y el Vuelo Espiritual

En el chamanismo siberiano, y sobre todo en el mongol, la yurta, una vivienda tradicional construida a partir de una estructura de postes de madera cubiertos con pieles de animales, y con un agujero central para la salida del humo en el techo, era un símbolo del microcosmos o una representación del universo.

Por esta razón todo el movimiento dentro de la yurta se hacía, en la medida de lo posible, en sentido deosil o dirección del recorrido del Sol [movimiento dextrógiro en el hemisferio Norte, en el sentido del reloj]. Esto también reflejaba la dirección tradicional del movimiento usado en los rituales y bailes chamánicos.

El centro de la yurta, donde un fuego se quemaba en un fogón y que era rara vez extinguido, era simbólico del centro real del mundo o universo.

La columna de humo que se elevaba del fuego y abandonaba la yurta por el agujero central en el techo era simbólica del axis mundi:

la Montaña del Mundo, el Pilar del Mundo o el Árbol del Mundo.

Esto es lo que vincula al inframundo con el cielo, y termina en el Norte y en la Estrella Polar alrededor de la cual todas las otras estrellas giran en el cielo de la noche.

Los chamanes creían en tres mundos de la existencia conectados por el Árbol del Mundo o Árbol de la Vida.

Ellos eran:

  • el mundo inferior o inframundo, habitado por los muertos que están esperando la reencarnación
  • el mundointermedio o Tierra Media, el plano material de la existencia en el cual los espíritus humanos están encarnados
  • el mundo superior o Cielo, el lugar donde moran los Dioses

Numerosos espíritus no-humanos también habitan cada uno de estos tres mundos.

El chamán puede tener acceso a estos otros mundos durante un trance, por medio de un viaje espiritual. Su alma corporal sube por la columna de humo desde el fuego y pasa por la abertura en el techo de la yurta. Es interesante notar que en los tiempos medievales se suponía que las brujas europeas volaban a su sabbats subiendo por la chimenea en sus palos de escoba.

Es obvio que esto no era hecho físicamente, de manera que ellas también practicaban un tipo chamánico de vuelo del espíritu.

Los chamanes también pueden volar por el aire cuando ellos viajan con el espíritu, ya sea metamorfoseándose en forma de aves (como gansos) o montados en la espalda de un ciervo o caballo volador o algún otro animal grande. Nuevamente, hay muchos grabados en madera que datan de la Edad Media representando a brujas cabalgando por el cielo nocturno en las espaldas de cabras y carneros.

A veces el chamán visitaba el mundo de los espíritus subiendo al Árbol del Mundo mismo o viajando a lo largo de un arco iris.

Éste es otro símbolo que se encuentra en el paganismo de Europa del Norte, donde un puente de arco iris conecta al Midgard (la Tierra Media) con Asgard, el reino de los Dioses.

Uno de los métodos usados por los chamanes siberianos para lograr el trance y los viajes espirituales era la ingestión del hongo alucinógeno Amanita Muscaria. Este hongo venenoso rojo con manchas blancas tiene una relación simbiótica tanto con los abedules como con los abetos, que crecen profusamente en los climas del Norte y árticos.

Está estrechamente asociado con propiedades mágicas en mitos y cuentos de hadas, y es representado con frecuencia en ilustraciones de historias modernas para niños sobre elfos, hadas y trasgos que viven en los bosques.

El hongo amanita muscaria está reputado como capaz de abrir la “grieta entre los mundos”, y experimentos realizados en el siglo XX por los dos bien conocidos etnomicólogos Gordon y Valentina Wasson revelaron las cualidades psicotrópicas de este el más famoso de los “hongos sagrados”.

En Siberia el amanita muscaria se le daba a veces como alimento a los renos y luego se bebía la tóxica orina del animal.

Los chamanes decían que tomar aquello los ponía en contacto con el espíritu de la planta, que aparecía como pequeños hongos con ojos y brazos y piernas.

Demás está decir que en grandes cantidades dicho hongo es muy venenoso y puede ser mortal. Debe ser utilizado, como todas las plantas alucinógenas usadas en la práctica mágica, en pequeñas cantidades, tratado con respeto y sólo tomado después de una adecuada preparación espiritual, y luego sólo bajo una supervisión experta.

También debería señalarse que en muchos países la amanita muscaria y otros hongos psicodélicos están clasificados como drogas peligrosas, y la posesión de ellos o su ingestión es ilegal.

En común con las creencias populares autóctonas en Occidente, era aceptado en el chamanismo que el mundo espiritual no estaba completamente separado del mundo material.

Hay sitios especiales en el medioambiente natural – sacra loci [lugares sagrados] – donde los dos reinos se encuentran, se tocan y se interconectan.

Éstos pueden ser una montaña sagrada o una colina, una piedra, un río, un lago, un bosque o cualquier señal natural en el campo. Mientras que los chamanes pueden ser capaces de tener un fácil acceso a tales “entradas” o “portales” entre aquí y allá, los simples mortales pueden ser inconscientes de ellos o, si ellos son sensitivos, pueden sentir que ellos son “diferentes” u “otros”.

Los lugares fantasmagóricos, ya sean sitios naturales en el paisaje o edificios, asociados en el folklore con fenómenos paranormales y lugares embrujados, son por lo general portales de acceso de los espíritus.

En la creencia chamanística, todos los objetos inanimados estaban habitados o poseídos por una energía o fuerza espiritual que controlaba su entorno. Algunos chamanes enseñaban que los seres vivientes, sobre todo los humanos, podían tener más de un espíritu habitando en su cuerpo físico.

Muchos aceptaban que los humanos tenía un doble etérico, astral o espiritual, y que éste podía ser proyectado en un trance o viaje del espíritu para vagar sobre la Tierra y también entrar en el Otro Mundo.

Los chamanes creían que el alma de un ser humano residía en un campo de energía esférico u ovoideo que rodea a cada uno de nosotros. Es probablemente lo que los ocultistas occidentales denominaban como el campo áurico o aura.

Era este campo de energía el que era atacado por los demonios o por los chamanes negros cuando ellos atacaban psíquicamente a sus víctimas, y de esa manera ellos podían causar la enfermedad o la muerte. Era la tarea del chamán blanco reparar el equilibrio curando el aura dañada y, de ser posible, llevar a la víctima de vuelta a la salud plena.

Antes vimos cómo los animales eran importantes tótems del clan y guías espirituales para el chamán. Antes del siglo XX y del aumento de la producción de comida a escala industrial, la caza estaba extendida en las estepas y en los bosques siberianos.

A diferencia de la creencia cristiana, se aceptaba sin cuestionar que los animales tenían alma, y que cuando se los perseguía y mataba era esencial que sus espíritus fueran respetados y apaciguados. Si esto no se hacía, el desastre y la desgracia podrían acontecer al cazador, a su familia y a su tribu.

Cuando un cazador mataba a su presa, siempre ésta era despachada rápidamente, de manera limpia y sin crueldad.

Antes de que fuera matada, el cazador pedía perdón por tener que hacer eso, y después de la muerte sus restos eran tratados con cuidado y respeto. La misma regla se aplicaba a los animales domésticos. Un espíritu animal maestro regía a cada especie, y se hacían rezos y ofrendas sacrificiales de incienso y fuego para ellos antes de que la caza comenzara.

La caza puramente por placer, como se practica en Occidente, era un concepto desconocido.

El Budismo y la Erradicación del Chamanismo

A pesar de la temprana llegada de los comerciantes de pieles y mercaderes a Siberia y Mongolia, el chamanismo sobrevivió.

En el siglo XVI, sin embargo, un gobernante mongol llamado Altan Jan invitó a una misión budista tibetana al país. Sus motivos eran políticos, por cuanto él quería consolidar su propia posición como el líder tribal supremo, afirmando ser la reencarnación de gran Kublai Jan.

Los budistas estuvieron de acuerdo en reconocer su reclamación, y a cambio el jan dio al jefe de la orden budista el título espiritual de Dalai Lama, el que por supuesto existe hoy aunque su portador actual esté en el exilio en India. Como resultado de la conversión del jan, él aprobó leyes que prohibían los rituales chamánicos y concedió al clero budista un status especial en la sociedad y privilegios que no fueron concedidos a los chamanes.

En el siglo XVII los gobernantes mongoles hicieron intentos para erradicar la supervivencia chamánica completamente.

La hermandad de chamanes negros rechazó someterse a la nueva religión y muchos fueron asesinados. Algunos chamanes blancos llegaron a un acomodo con ella.

Esto condujo a la creación de un tercer camino llamado el “chamanismo amarillo” que se sometió al control de los lamas y combinó las creencias y prácticas chamánicas con el budismo tibetano.

Durante el siglo XVIII en Siberia, misioneros budistas, cristianos Ortodoxos y musulmanes intentaron convertir a la población nativa y se opusieron a la práctica de todas las religiones rivales. Considerando su moderna imagen pacífica y pacifista, los monjes budistas fueron los más severos a este respecto, y ellos persiguieron a los chamanes, los golpearon y destruyeron sus sitios sagrados sustituyéndolos por sus propios santuarios llenos de imágenes.

La Iglesia Ortodoxa rusa también obligó a las tribus paganas a aceptar el bautismo a punta de espadas y ellos azotaron o encarcelaron a cualquiera que se atreviera a practicar ritos chamánicos como la adivinación y el sacrificio de animales.

A pesar de esta persecución religiosa, el chamanismo sobrevivió a las conversiones forzadas y continuó de manera clandestina en remotas áreas rurales. A veces eran incorporados elementos chamánicos a una forma poco ortodoxa de cristianismo popular que prosperó a pesar de la censura de los sacerdotes.

Este movimiento produjo sectas híbridas que hacían coincidir sus sacrificios con fiestas de la Iglesia y que hacían ofrecimientos a los santos.

Algunos chamanes aceptaron a los santos patronos de Rusia, Jorge y Miguel, como sus deidades. Dieron incluso a Miguel el título honorario de “Maestro de los Chamanes”, y se hacían sacrificios de sangre a sus iconos.

Después de la Revolución bolchevique en 1917, el chamanismo tuvo un breve renacimiento dado que el poder y la influencia de la Iglesia Ortodoxa rusa y el budismo en Siberia se desvanecieron.

Sin embargo, con el comienzo del sangriento régimen estalinista en los años ‘20, la nueva política del colectivismo agrícola causó cambios drásticos en la sociedad siberiana. Los comunistas soviéticos consideraban a los chamanes como un ejemplo de superstición primitiva y de desigualdad social, y ellos fueron condenados como enemigos del Estado.

Hay historias horrorosas de agentes del KGB arrojando chamanes desde helicópteros para demostrar a sus seguidores que ellos no podían volar, y también ejecutándolos al azar mediante pelotones de fusilamiento. En 1980 el gobierno central en Moscú afirmó que el chamanismo estaba extinguido en Siberia.

Cuando el profesor Ronald Hutton de la Universidad de Bristol visitó Siberia a principios de los años ‘80 los expertos en la materia le dijeron que no había más chamanes vivos y que el chamanismo había muerto.

En ese momento él aceptó esto, pero más tarde llegó a creer que varios antiguos chamanes habían logrado sobrevivir a los pogromos.

Con el colapso del comunismo soviético a fines de los años ‘80 y principios de los ‘90, hubo un renacimiento de la cultura tradicional entre los pueblos étnicos de la antigua URSS. El profesor Hutton ha descrito un encuentro de algunos músicos británicos de visita en Siberia en 1997 con una persona que afirmaba ser un chamán hereditario.

Él dijo que él había heredado sus poderes y conocimiento desde su abuelo, que había sido un herrero, y que él usaba sus habilidades para curar y para exorcizar a los espíritus malignos.

El Tengrianismo

En los años ‘90 un movimiento neo-chamánico conocido como Tengrianismo surgió en Asia Central y en la nueva Federación Rusa.

Éste rápidamente se organizó y ahora afirma disponer de una membresía bastante inflada de 500.000 personas. Uno de sus líderes destacados es un miembro del parlamento de Kirguistán llamado Dastan Sarygulov, quien también dirige un centro científico internacional de estudios tengrinistas.

Sus miembros tienen una agenda política e intentan difundir sus creencias e ideología en círculos del gobierno. Por lo visto ellos han tenido un cierto éxito, dado que tanto un ex-Presidente kirguizo como el actual Presidente de Kazajstán han declarado que el tengrianismo es la religión natural y nacional de la población túrquica.

A diferencia del chamanismo de los antiguos tiempos, el tengrianismo es una forma monoteísta de religión con una cosmología que es adecuada para el mundo moderno.

Está firmemente basado en las preocupaciones “verdes” o ambientales modernas y cree que la Humanidad debería vivir en armonía con el mundo natural. Olvidando o ignorando la persecución del pasado, también predica la tolerancia hacia otras religiones y procura coexistir con ellas en un espíritu inter-religioso.

Extrañamente es también una religión sin dogmas, oraciones o un clero.

La académica estadounidense Marlene Larvelle, que ha estudiado el tengrianismo, afirma que éste ha sido influido por el ateísmo de la época soviética y por las ideas contemporáneas sobre la modernidad. Su agenda política pide un reconocimiento de los ideales nacionales túrquicos y la unificación final de todos los pueblos de habla túrquica.

El renacimiento del chamanismo en su moderna forma tengrianista parecería remontarse a un pasado romántico que probablemente nunca existió en realidad.

Su creciente popularidad entre rusos urbanos está basada en una imagen idílica de los yurts en las estepas, un estilo de vida nómada y vivir en armonía con la Naturaleza. Esto está en contraste directo con la lucha diaria por la existencia en una moderna sociedad neo-capitalista y corrupta gobernada por dirigentes autocráticos.

Un deseo interior de unirse de nuevo con el mundo natural y seguir valores espirituales en una tecnocrática sociedad de consumo, una visión romántica del pasado y una urgencia por “salvar el planeta”, son también la fuerza impulsora detrás del llamado “chamanismo urbano” en Occidente.

Sin embargo, los chamanes siberianos y sus homólogos mongoles no estaban tanto interesados en la conservación del medioambiente como en la supervivencia del día a día apaciguando los espíritus que ellos creían que habitaban en él.

En ese sentido, el chamanismo del pasado era una parte esencial de la vida diaria.−

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Michael Howard ha estado estudiando ocultismo, paganismo, magia, folklore y brujería durante más de cuarenta años, y vive en Inglaterra, y es editor y redactor de la revista de brujería The Cauldron y autor de diversos libros.

Este artículo que pusimos en castellano apareció en la revista New Dawn N°110 (Septiembre-Octubre de 2008) y en newdawnmagazine.com en Mayo de este año.

Como él mismo lo dice, más que extrapolar el concepto de chamanismo a cuanta cultura parezca admitirlo, el enfoque aquí es centrarse en un viaje descriptivo de la práctica original que detenta dicho concepto, la que se ha dado históricamente, como se sabe, en Siberia y Mongolia.

El señor Howard nos presenta aquí las vicisitudes incluso más recientes de esta interesante visión y proposición del mundo.


por Michael Howard

del Sitio Web NewDawnMagazine

traducción de Editorial-Streicher
9 Octubre 2013

del Sitio Web Editorial-Streicher

Versión original en ingles

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Bibliografía Selecta

Dr. Mircea Eliade, “Shamanism: Archaic Techniques of Ecstasy” (1972). Disponible en castellano en Internet como “El Chamanismo y Las Técnicas Arcaicas del Éxtasis”.

Profesor Ronald Hutton, “Shamans: Siberian Spirituality and the Western Imagination” (2001).

Terence McKenna, “Food of the Gods: A Radical History of Plants, Drugs and Human Evolution” (1992)

Marlene Laurelle, “Tengrism: In Search for Central Asia’s Spiritual Roots”, en Central Asia-Caucasus Institute, www.cacianalyst.org/?q=node/3837 (22 de Marzo de 2008), y www.tengerism.org






 


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