Históricamente, el Ayahuasca fue usado por tribus indígenas, a través de la cuenca Amazónica en Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil y Colombia durante miles de años. Evidencias arqueológicas documentan el uso ritual de esta planta por pueblos indígenas, a través de restos de pinturas y ceramios, de por lo menos cinco mil años de antigüedad. Está presente en muchos de los mitos de origen de estos pueblos y siempre como un regalo de arriba, de los Dioses, el cosmos, que está destinado a conducir a la humanidad de regreso a sus orígenes cósmicos. Elementos comunes encontrados en todos estos mitos, son los de la transformación, muerte, renacimiento, y ayudantes y guías invisibles en la forma de seres endiosados de luz o espíritus de la naturaleza y curanderos.

Se puede decir que ha catalizado la evolución humana en muchas aéreas: cultural, artística, expresiva, el desarrollo del lenguaje, las estructuras económicas-sociales y, como la más fuerte de todas, el desarrollo de una filosofía espiritual que sea inclusiva y dedicada a la vida como una manifestación y florecimiento de la relación entre la Madre Tierra y sus hijos. Maestros sanadores de estas tradiciones manifiestan que han sido enseñados a preparar el brebaje del ayahuasca por las plantas mismas. El Ashaninka del Perú habla del existencia de espíritus invisibles, llamados Manikari “los que están escondidos” quienes tienen la sabiduría de las plantas y sus propiedades curativas, y la tribu Shipiba sostiene que cada planta tiene su Madre y sus trabajadores curanderos. La antigua filosofía de estos pueblos está recientemente aceptada a gran escala luego de dos siglos de desentendimientos. Nuevos descubrimientos en biología y física, han pavimentado el camino para lograr una apreciación de la naturaleza de la vida que corresponde cercanamente al suyo. Jeremy Narby en su libro “La Serpiente Cósmica” sugiere que los Maninkari pueden ser los hilos del ADN en el que todo lo vivo se basa, y quienes nos muestran su naturaleza y propósito como seres vivientes.

Más recientemente, nueva información ha salido a la luz a través del contacto con seres más altos, almas evolucionadas que ya no se encarnan en este dimensión; comúnmente llamada información canalizada, ahora está ampliamente aceptado como una forma de comunicación. De acuerdo a estas fuentes canalizadas el ayahuasca y la chacuruna son dos de las plantas medicinales que se encuentran en la selva tropical, que son manifestaciones en nuestra tercera dimensión, de Seres- Plantas de las más altas cuarta y quinta dimensiones. Así, al ingerir estas plantas, uno gana el acceso a los seres de matriz sobre los cuales las plantas están construidas y a sus planos dimensionales y conocimiento. En el tiempo de las civilizaciones perdidas de Atlantis y Lemuria estas altas dimensiones estaban presentes y entremezcladas con nuestra propia tercera dimensión y los seres encarnados de aquel tiempo se movían libremente entre nosotros. El conocimiento de la sanación o el retorno al equilibrio fue extremadamente sutil y necesitó ninguna o muy poca asistencia de la ingestión de sustancias médicas o el compromiso de terceras personas en sanación, la energía de la vida de minerales y plantas fue usado sin ninguna transferencia de sustancia material, de alguna forma similar al uso de flores esenciales u homeopáticos hoy, en los procesos de sanación, y sus altas resonancias eran libremente disponibles para todos. Estas plantas son portales de dimensión a otros planos, desde donde el buscador y el sanador pueden recobrar el conocimiento perdido para el beneficio de estos seres.

El Maestro Ayahuasquero de hoy ha ganado intimidad con las esencias de estas plantas y sus seres, a través de largos retiros, búsquedas de visión, dietas y comunicación, que se expresa en la forma de “cantos de espíritu con profunda identidad” que liberan la energía curadora esencial de las plantas como resonancias para la curación. Esas canciones son conocidas como “ICAROS” y son cantadas durante la ceremonia de sanación que será descrita más detalladamente luego.
Michael Talbot explica en su libro “El Universo Holográfico” que nosotros somos como radio-receptores, sintonizados en la estación del emisor de nuestro gusto, pero podríamos si nos hubieran enseñado, sintonizarnos con otras frecuencias que revelan una completamente nueva percepción de la realidad. La Física Cuántica nos dice que todo existe en un estado de posibilidad hasta que es observado, y que ese momento de observación es el de Creación, una esencia desciende en la forma, o una elección de manifestación, que está íntimamente relacionada con la consciencia del observador. El momento presente es substancialmente el resultado del momentum de todos los momentos pasados de percepción y experiencia y, para la mayor parte de nosotros, romper esta línea que estábamos caminando y concebir un nuevo y fresco universo seria extremamente difícil puesto que nuestra creación es largamente inconciente. El Ayahuasca es una herramienta que nos puede ayudar a quebrar muchas de nuestras percepciones materiales, dúo-dimensionales y semi-inconscientes, diarias de la realidad, y lo hace no únicamente de manera energética sino, también, en una manifestación fisicoquímica.

fuente: http://sacreddimension.com/