La Ayahuasca de los curanderos de la Amazonia peruana (Tarapoto)

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Basándose en una autoexperimentación con los curanderos de la Alta Amazonía peruana, el autor presenta el marco de las condiciones de la “producción” alucinaria en la terapia tradicional, mediante el uso de la ayahuasca, liana con efectos sicotropos.

Trata de encontrar algunas constantes que permitan caracterizar la alucinación consecutiva a la ingestión de Ayahuasca.

Proponen después una reflexión sobre la “visión” conseguida por estas prácticas y define los criterios de validez que, según él, hacen de esta modificaciones de los estados de conciencia un tema de estudio digno de interés, en particular del punto de vista terapéutico.

Dr. Jacques Michel Mabit

TAKIWASI Prol. Jr. Alerta No. 466

TARAPOTO – PERU

La alucinación por Ayahuasca de los curanderos de la Alta- Amazonia peruana (Tarapoto)

I.-INTRODUCCION

Las tradiciones de curaciones en la Amazonía Peruana (Dpto. de San Martín) están centradas en la iniciación por las plantas alucinógenas y luego su uso como método diagnóstico, pronóstico, terapéutico y adivinatorio. Estas prácticas se encuentran en toda la hoya Amazónica.

En la región que nos interesa, la Ayahuasca representa la base del edificio terapéutico. Este bejuco posee propiedades alucinógenas potenciadas por diversas mezclas añadidas al brebaje para su cocción. La adición principal es la chacruna (Psychotria viridis), designada también por “suija” y en otros lugares con la palabra “yagé” (1).

Durante la iniciación, el candidato-curandero es invitado a ingerir la preparación a base de Ayahuasca llamada con el término genérico “ayahuasca” y más generalmente con la palabra “purga”. La absorción se realiza en el curso de sesiones nocturnas dirigidas por un iniciador o “maestro”.

La verdadera iniciación supone condiciones muy estrictas: aislamiento en la selva, dieta o ayuno, abstinencia, no tener contacto con el fuego, exclusión total de ciertos alimentos (sobre todo, sal, ají, chancho, etc.).

El curandero hace uso de la ayahuasca en su práctica habitual durante sesiones nocturnas, un promedio de dos o tres veces por semana.Son días preferidos los martes y viernes. Los pacientes participan en esas sesiones y a menudo son convidados a tomar la ayahuasca en compañía del curandero.

Con frecuencia, el curandero es un anterior paciente llevado a efectuar un tratamiento intensivo con un maestro dado la gravedad de su afección. A lo largo de su tratamiento, se manifestaron disposiciones terapéuticas que luego ha ido desarrollando.

2. CONDICIONES DE INVESTIGACIÓN

Desde Julio de 1986, llevamos a cabo un trabajo de investigación de los sistemas de

representación mental en las prácticas de curación en el Departamento de San Martín (Perú).

Este trabajo nos ha llevado a encontrar unos 70 curanderos de la región, la mayor parte

de ellos mestizos. Sin embargo, la influencia de los grupos autóctonos se deja claramente sentir en las prácticas y en los conceptos de esos curanderos.

La mayor influencia es la de los indígenas Lamistas, cuya organización social ha sido

estudiada brillantemente por Francisca SCAZOCHIO-BARBIRA(2). Este grupo es originario del pueblo de Lamas, a 30 Km de Tarapoto. Ellos hablan quechua. Los lamistas viven en las riberas del río Mayo y del Huallaga donde Chazuta constituye ya un segundo polo de agrupación indígena. Lamas y Chazuta tienen una reputación bien merecida de centros de “poder”, a la vez admirados y temidos por la estrecha asociación de prácticas de terapia y de brujería.

Intentemos practicar una antropología médica participativa que necesita una

implicación personal en el seno de las prácticas rituales. Convendría mejor calificar este

estudio de una aproximación a un sistema etnomédico, según las propuestas de Annie

WALTER (3).

Esta lógica nos ha conducido a buscar maestros que estén dispuestos a enseñarnos sus conocimientos a través del camino iniciático tradicional. Los pasos dados para la observación desde el “interior” nos parecen los únicos susceptibles, sobre un sujeto tan específico (uso de sustancias psicotropicas), de procurar informaciones pertinentes y evitar a la vez el escarmiento de teorías gratuitas y el rechazo de realidades a priori fuera de lo común.

Hemos tenido un total de 80 sesiones nocturnas de Ayahuasca durante dos años, añadiendo varios períodos de dieta (en total 36 días). Nuestros indicadores han sido sucesivamente don Wilfredo TUANAMA TANANTA, natural de Rumizapa y don Ricardo PEZO PANDURO de Catalina (Ucayali). Este último, formado con un indígena Campa, fue nuestro principal iniciador.

Hemos realizado este aprendizaje con un joven peruano de 27 años que también quería aprender los conocimientos terapéuticos tradicionales. Nuestro amigo y asistente, José CAMPOS CAMPOS, natural de Jaén (Cajamarca), buen colaborador y compañero, ha realizado todas las prácticas al mismo tiempo que nosotros. El compartir una misma experiencia con una riqueza cultural y siquica diferente ha sido muy fructífero para evaluar y confrontar nuestras vivencias respectivas.

Encontrarán aquí los comentarios recogidos de los curanderos y pacientes pero  sobre todo nuestra propia. Hay que añadir que ni el uno ni el otro habíamos tenido antes  experiencias con alucinógenos.

3. CONDICIONES DE ALUCINACION

Las sesiones, generalmente, tienen lugar en casa del curandero que ha preparado temprano ya la “purga”. La cocción necesita de 3 a 8 horas, según las técnicas propias a cada curandero. Esta preparación debe luego enfriarse naturalmente a temperatura ambiental en un recipiente no cerrado.

La sesión empieza a las 9.00 p.m. Después de un ritual de protección bastante breve (e inconstante) del lugar y de su propio cuerpo contra la intervención de enemigos (malos espíritus, brujos), el maestro termina la preparación ritual del brebaje. Toma un cigarrillo de tabaco fuerte (“mapacho”) cantando un “icaro” (cantico ritual). Enciende y sopla el humo del cigarrillo en el interior del recipiente que contiene la Ayahuasca. Mezcla el humo con el líquido oscuro, sacudiendo el frasco.

En seguida, llama a cada participante y le sirve una dosis que él calcula en función de  la constitución del sujeto, de la naturaleza y de la gravedad de su enfermedad o del motivo  que lo lleva a tomar el Ayahuasca y finalmente en función de la “fuerza” de la preparación.

El curandero acompaña siempre al paciente en su embriaguez, la fuerza de su propia borrachera garantizando su poder visionario y su eficacia terapéutica.

Los primeros efectos se perciben en un plazo diferente según los sujetos y las  sesiones pero generalmente aparecen después de unos 20 minutos. Duran un promedio de 3  horas. La oscuridad y el silencio son de rigor durante la sesión.

El maestro interviene solamente para dirigir la alucinación. Es esencial aquí el uso  de los icaros, pués constituyen el nudo de la práctica terapéutica. Algunas veces el canto va  acompañado del movimiento rítmico de un manojo de hojas secas o ramas (shacapa).

Es imperativo que la alucinación por la Ayahuasca vaya acompañada del control de un maestro de experiencia, pués no carece de peligro esta prueba. Es posible que a través de la intensidad de la embriaguez el paciente evolucione hacia visiones espantosas (“bad trip”) que, de no ser canalizadas, podrían provocar verdaderos estados de pánico, acompañados de turbaciones de conducta o desestabilización mental.

En el transcurso del aprendizaje, el alumno debe obtener un dominio progresivo de estos estados de conciencia “negativos” que debe ser capaz de prevenir o dominar solo, en él y en los demás.

Las alucinaciones peligrosas pueden proceder:

- del sujeto que no puede hacer frente a sus visiones y se enreda en sus propias contradicciones,

- de las interferencias no controladas de los participantes en la sesión,

- de las interferencias debidas a lo que nos rodea directamente (disposición de lugar,

manifestaciones intempestivas de luces, ruidos, olores, presencia de

ciertos objetos, etc.),

- de las interferencias exteriores atribuidas ya sea a actos de brujería (enemigos), ya sea al espíritu de difuntos, de genios o de otras entidades sobrenaturales (“cruzadera”),

- de la misma pócima (en calidad o cantidad).

Conviene señalar que el peligro de las visiones “negativas” es relativo. Es a decir que el maestro no interviene sistemáticamente para suprimirlas, ellas pueden hacer parte integral del tratamiento.

El maestro debe llevar buen control de los distintos factores modificando la alucinación. A parte de los elementos ya citados, las influencias siguientes juegan un papel muy importante:

-el mismo maestro: su sicología, su estilo de práctica, su nivel de evolución personal, su madurez,

-la actitud mental del sujeto o sus predisposiciones conscientes o inconscientes son fundamentales en la calidad de su embriaguez. Algunos pacientes que han tomado la ayahuasca más por fuerza que por gusto han terminado sin embriaguez o con embriaguez desagradable. La actitud interior y el humor del sujeto influyen mucho en la calidad de su experiencia.

-la alimentación diaria del sujeto y lo ingerido antes de la sesión.

-la ausencia de relaciones sexuales en las horas precedentes a la sesión. Si el sujeto ha mantenido relaciones sexuales y además no se ha lavado después, la embriaguez puede ser sumamente desagradable para él y para los otros participantes.

-la ausencia de la mujer en período mestrual: mientras está con la regla, no puede participar en estas sesiones, pués esto constituiría un peligro colectivo y personal.

-la postura del sujeto durante la sesión: La posición del cuerpo modifica la alucinación, probablemente por la integración de las sensaciones externas y propioceptivas en las visiones. La declive de la cabeza produce visiones muy negativas. El maestro prohíbe echarse (también para evitar la inhalación del vómito intempestivo) e inclinarse profundamente hacia adelante.

En el curso de nuestro trabajo de información, hemos tenido la ocasión de vivir por lo menos una vez todos estos casos de figura y de haberlos probado. No se trata de actitudes arbitrarias de carácter “simbólico” (en el sentido peyorativo de la palabra), sino de factores reales aunque no sistemáticos. Pués, hemos vivido situaciones en que una u otra de estas reglas no ha sido respetada sin registrar consecuencias perjudiciales.

Los efectos terapéuticos de la Ayahuasca implican una buena dirección de sesiones. Los comentarios que siguen presuponen que se cumplan estas condiciones.

4. MODIFICACIONES DE LAS ALUCINACIONES

El maestro tiene la posibilidad de aumentar o disminuir la intensidad de la alucinación colectiva o particular, con la ayuda de diferentes técnicas:

- La “soplada” que consiste en echar el humo del tabaco sobre el cuerpo del paciente y sobre todo en la “corona” (vértice del cráneo); la soplada puede efectuarse masticando un troza de canela y fumando el tabaco negro fuerte (mapacho). También puede hacerse con la ayuda de líquidos pulverizados con la boca sobre la corona, la cara, el pecho, la espalda u otra parte del cuerpo. El maestro utiliza principalmente el alcanfor disuelto en aguardiente (al cual a veces añade ajos y cebollas), agua florida, timolina y varios perfumes (marca Tabú de preferencia).

La imposición de las manos que se efectúa generalmente sobre la corona o sobre la parte dolorida del cuerpo.

- El agua derramada sobre la nuca o sobre el cráneo del paciente.

- La luz para romper la oscuridad.

- Las palmadas rítmicas con ramas y hojas secas (shacapa) encima de la cabeza del paciente.

- La inhalación de perfumes, alcanfor, limón fresco cortado, etc.

- El tomar refrescos, agua simple, limonada dulce,etc.

- La “chupada”: consiste en una aspiración de boca efectuada por el maestro sobre una parte del cuerpo del enfermo, preferencialmente la corona o las sienes. Antes, el maestro llena su boca de un líquido (por ejemplo agua “cargada” por un icaro) y luego de la aspiración lo escupe habiendo aspirado ya la embriaguez del paciente. En otras ocasiones, fuma y traga el humo de tabaco con el fin de regurgitar una flema estomacal que ha adquirido en el curso se su aprendizaje y que mora permanentemente en su cuerpo. Esta flema o “yachay” (“mariri”) permite aspirar la embriaguez o el “mal” y en seguida es escupido.

La Ayahuasca “calienta” el cuerpo. El tabaco tiene tendencia a aumentar la  embriaguez y la alucinación, siendo también “caliente”, que sea soplado por el maestro o  fumado directamente por el interesado.

Los líquidos pulverizados o utilizados en la “chupada ” refrescan y por consiguiente disminuyen o quitan la embriaguez.

Los perfumes inhalados tienden a aumentar la embriaguez, pero pueden también actuar en sentido opuesto (limón cortado, alcanfor).

Por el contrario, la imposición de las manos, el canto ritual (icaro) y los movimientos rítmicos de la shacapa pueden obrar en uno u otro sentido, según la voluntad del maestro.

En una sesión “normal”, el maestro no interviene más que con sus icaros, la shacapa y la emisión de sonidos imitando gritos de animales, o con la ayuda de un instrumento musical (más raro). Entonces, deja a la alucinación que se vaya esfumando por si sola.

En la primera media hora, muy a menudo sopla el humo de su pipa (cashimba) sobre cada uno de los participantes a fin de lanzar la alucinación y canalizarla (“enderezar la mareación”). La cashimba, muy personal, se ha cargado por inmersión previa en la olla de Ayahuasca durante la fase de la cocción “refinada”: se va así impregnando de los elementos del brebaje.

Se recomienda a los pacientes no comer nada después del almuerzo precedente a la sesión, a fin de facilitar la embriaguez y reducir las náuseas. Sin embargo, hemos observado casos en que el paciente había tomado la Ayahuasca después de la cena y aún después de haber consumido alcohol: tuvo lugar la alucinación.

El paciente es aconsejado a no tomar nada hasta el desayuno del día siguiente.

Ya hemos señalado la importancia de la abstinencia sexual antes de la sesión y más todavía enseguida de la sesión (se nos contó algún caso de muerte).

Cuando el nivel de alucinación es bajo, o cuando un individuo no “arranca”, el maestro puede intervenir para aumentar la embriaguez. Si hace falta se puede proponer una segunda dosis de Ayahuasca. Al contrario, el maestro puede intervenir para disminuir o suprimir totalmente la embriaguez en un corto espacio de tiempo(“chupar la mareación”).

Hemos tenido la ocasión de experimentar la influencia de las prácticas del maestro sobre las alucinaciones, su intensidad, su naturaleza, su evolución, su contenido y su duración, por lo cual las constatamos eficientes. Además, en algunas ocasiones, hemos actuado nosotros mismos sobre la alucinación de otros participantes con estas técnicas cuando nos fue permitido utilizarlas.

5. CARACTERES DE LA ALUCINACION

Los curanderos emplean generalmente la palabra “mareación” para definir el estado  mental peculiar siguiendo la ingestión de Ayahuasca. Esta palabra agrupa dos nociones:  embriaguez y alucinación.

La embriaguez se obtiene con la ayuda de aditivos mezclados a la Ayahuasca que tomada sola no tiene prácticamente efecto. El aditivo principal es la chacruna (Psychotria viridis). A falta de esta, algunos terapeutas utilizan la penka, el supay caspi (Clusia sp.), una variedad de yagé (Heteropteris herbosa). Eduardo LUNA señala un espécimen de Diplopterys Cabrerana (4) y Dennis McKENNA & al. tratan de ello en un artículo (5). No queremos en este artículo abordar los aspectos de etnobotánica ampliamente tratados (6) por otros autores a quienes referimos.

El aditivo tiene por objeto potenciar la Ayahuasca. Cuando la chacruna es de mala  calidad (hojas muy secas por ejemplo) o en poca cantidad, la mareación no se realiza, aún  cuando sea la Ayahuasca de buena calidad.

El aditivo procura una embriaguez comparable a la que produce la intoxicación alcohólica (inestabilidad, temblor de las extremidades, incoordinación de gestos, palabras y pensamientos…). Los síntomas de la embriaguez se manifiestan independientemente de las imágenes mentales que se pueden o no ser visualizadas. La ingestión aislada de la chacruna permite reproducir una embriaguez física sin imágenes mentales.

El Ayahuasca es por excelencia la planta alucinógena, la que procura la visión y  constituye el substrato indispensable. A ella se deben las imágenes mentales. Esta cualidad  justifica que el sustantivo “Ayahuasca” sea genérico para las preparaciones que la contienen.   La buena mareación supone a la vez una buena embriaguez e imágenes mentales profusas y ricas.

En fin, el término de “mareación” evoca la sensación de mareos que se hace sentir cuando se acerca la embriaguez y sus imágenes frecuentemente percibidas como olas sucesivas que van creciendo, alcanzando un apogeo y luego decreciendo ritmicamente como un reflujo marino.

Cuando el paciente o el curandero dominan el Ayahuasca, una potente capacidad visionaría se puede desarrollar sin llegar a la embriaguez. Entonces, el sujeto puede seguir su imagenería mental y según las necesidades puede salir de ella y dirigir la sesión, levantarse para ver a un paciente o hacer cualquier acción útil.

El efecto purgativo es evidente en el novato que vomita, tiene diarrea, sudores profusos, hipersalivación. Estas manifestaciones inconstantes e irregulares se atenúan con el tiempo y con la ingestión repetida y sobre todo con las dietas y ayunos de desintoxicación.

La función emuntorial esta puesta ampliamente a contribución, lo que constituye en si un primer resultado terapéutico del Ayahuasca.

Dejando de lado el detalle del contenido alucinante, nos referiremos a una clasificación esquemática de las imágenes. Algunos autores proponen una descripción de sus propias visiones (7).

La alucinación puede producir diversos tipos de imágenes:

- Imágenes abstractas con formas y colores a veces muy elaborados y nunca antes vistos por el sujeto.

- Imágenes antropomorficas de personajes de apariencias realistas o fantásticas (enanos, gigantes, personas sin cabeza, monstruos, ángeles, etc.).

- Naturaleza animada: cualquier objeto, mineral, vegetal o animal dentro o fuera del campo visual es susceptible de animarse mentalmente.

- Visiones ontologícas referidas al pasado, al futuro, a la constelación efectiva, al propio universo del paciente.

- Visiones filogénicas que atañen a la colectividad, la sociedad, la naturaleza humana.

- Visiones cosmologícas.

- Visiones demoníacas o celestiales, místicas…

La visión puede ser construida, elaborada o al contrario extremadamente primitiva; intensa, invadiendo al sujeto o solamente superficial y lejana. También, puede franquear los límites materiales normales y el espacio-tiempo convencional.

La visión puede así ejercerse en el interior de los cuerpos y de las psiquis. El único límite está constituido por la capacidad del propio sujeto a “ver”.

La alucinación, no solamente abarca al dominio visual sino que puede integrar los otros sentidos:

- Alucinaciones auditivas (voces, música, explosiones..)

- Alucinaciones estéticas, percepción de contacto sobre el cuerpo por ejemplo o de modificación del rostro…

- Alucinaciones olfativas: percepción de olores intensos, nauseabundos o agradables.

- Alucinaciones cruzadas: un sonido visto como olor, olor percibido como una forma …

- Alucinaciones “generales”: el sujeto percibe la sensación de “presencias” benéfica o malévolas, de ambientes, de atmósfera con carácter a menudo indefinible que hemos calificado de sensaciones “extrañas”.

La calificación de las alucinaciones viene a ser un reto, pués al ponerlas en forma verbal, generalmente se percibe como reductora de lo vivido. Amputa la experiencia del colorido propio de lo que se ha experimentados y no comprendido intelectualmente.

A este propósito, se advierte que los curanderos son siempre muy silenciosos sobre el contenido de sus visiones en el curso de la sesión. Su explicación sobre las imágenes proporcionadas por el Ayahuasca es relativamente normalizada y a fin de cuenta bastante pobre: ” se ve como por televisión”, la “planta te enseña”, “ves lo que quieres”…Nosotros mismos, al redactar este texto, tenemos conciencia del carácter reductor de esta presentación, pués siendo la Ayahuasca de naturaleza “experiencial” y la transmisión del saber haciéndose mediante la visión directa.

Al principio de nuestro trabajo, cuando solicitamos a los curanderos una descripción de “lo que pasaba” en la sesión de Ayahuasca, la respuesta unánime fue : “Prueba y toma Ayahuasca y así lo sabrás” !

Después de las eventuales turbaciones de la sesión, el fin de la reunión a menudo se prolonga por un largo, pacífico y profundo silencio colectivo en el que cada uno se concentra en la contemplación de su universo interior y sin deseo de comunicar lo que le parece demasiado particular o de naturaleza infra o supra verbal.

5. CONSTANTES DE LA ALUCINACION

Vista la extrema variedad de manifestaciones causadas por el Ayahuasca, queremos intentar definir los invariantes que se dan en todos los sujetos que hemos observado en el curso de 80 sesiones y en base a nuestra propia experiencia. Como se puede concebir fácilmente, la ausencia de sistemática absoluta no permite encontrar más que invariantes paradójicos o ambivalentes.

A.Imprevisibilidad

Cualquiera que sea el grado de preparación o evolución del que toma Ayahuasca, la experiencia siempre es imprevisible. Es imposible anticipar la naturaleza y cualidad de la sesión que se va a tener. En otros términos cada sesión es una aventura.

En el curso de la sesión, la evolución es también generalmente imprevisible: la embriaguez puede ser lenta, acelerarse o al contrario desaparecerá de repente o puede aparecer en un instante cuando ya no se esperaba…Todos los casos de figuras que nos podemos imaginar se pueden virtualmente realizar.

A pesar de la potencia de la dosis o de la concentración de las preparaciones, hay sujetos que son refractarios a la Ayahuasca y, aunque de manera inexplicable, no llegan nunca a la embriaguez. “La purga no te quiere” comenta el curandero, dando a entender que primero hay que quererla a ella para que manifieste reciprocidad.

La experiencia varia de un sujeto a otro en el curso de la misma sesión a otra para el mismo sujeto.

En el curso de nuestros trabajos nunca hemos encontrado a una sola persona capaz de prever la cualidad, el ritmo, la duración y la naturaleza de la “mareación” de la sesión futura, aún entre los curanderos más competentes.

B. Singularidad y pluralidad

La Ayahuaca constituye por excelencia una experiencia colectiva. Se toma en grupo (algunos curanderos la toman a veces solos para potencializarse más o para resolver algún problema personal). Cada individuo puede experimentar el carácter colectivo de la “mareación” y de las interacciones muy estrechas que operan entre los participantes.

Estos cambios son tan intensos que se pueden observar “robos” (raptos) de embriaguez involuntarios entre los novatos y eventualmente voluntarios de parte de los iniciados (lo que constituye ya un acto de brujería).

Las interferencias son a cada paso posibles entre los participantes : penetración recíproca en el “campo visual” o en el “campo alucinatorio”. El curandero es el moderador del juego y a él le corresponde poner a cada uno en su sitio y evitar las interferencias dañinas.

La experiencia de penetración por otra persona, a menudo es vivida como una intromisión en su propio cuerpo.

Al mismo tiempo, lo vivido bajo los efectos de la Ayahuasca siempre se percibe como una experiencia de una intimidad solemne, totalmente singular y hasta cierto punto indecible, inefable.

Al fin de la sesión, el sujeto se encuentra con frecuencia como bañado en el espíritu colectivo con un sentimiento de entrega e intercambio, hasta de comunión, queriendo compartir con los demás. Al mismo tiempo, tiene la sensación de haber vivido una experiencia del más alto punto personal y alcanzado lo más profundo de su intimidad.

Esta sensación no es disociativa sino al contrario asociativa. La ambivalencia de estas manifestaciones se percibe en términos de complementariedad y no de oposición.

La separación de los otros y del universo se disuelve para permitir el poder encontrar una inserción propia en el continuum de la vida. El sujeto lo manifiesta claramente por la agradable sensación de relajamiento y de paz que generalmente sigue a la toma de Ayahuasca.

Dicho de otra manera, al pasar por una experiencia de “impersonalización” relativa, el yo del sujeto se refuerza y se hace más abierto . Esta vivencia “transpersonal” da por naturaleza seguridad con relación a sí mismo y al prójimo.

C. Sentimiento de realidad

Este sentimiento se expresa particularmente en las visiones relacionadas con la vida del sujeto. Sin embargo, aún en las visiones más fantástica o de naturaleza cósmica, el sujeto puede experimentar un total sentimiento de realidad.

Es característico el constatar que el sujeto reacio para “ver” sus cualidades poco alagadoras y de las que no se convence por lo que le dicen los demás, de repente acepta como una evidencia las visiones claras de su mediocridad. Estas visiones poseen tal fuerza que se imponen como indiscutibles.

A decir verdad, estas visiones sobre sí o su universo personal, en el fondo, no son verdaderos descubrimientos. Se perciben como revelaciones de algo “ya sabido”. Se manifiesta como una toma de conciencia de verdades subconscientes, latentes. El sujeto concluye diciendo “En el fondo, yo ya lo sabía”.

Uno se extraña menos, evidentemente, de que las revelaciones agradables de si mismo y de naturaleza a confortar el narcicismo sea fácilmente aceptadas. Sin embargo, el carácter de evidencia que las impregna es también percibido con una intensidad poco común.

Este atributo de la visión otorga al paciente valiosas referencias psíquicas para la estructuración de su personalidad. La desaparición de dudas sobre cuestiones fundamentales de su existencia contribuye a darle sentimientos de paz.

El sentimiento de realidad es tal que manifestaciones físicas pueden acompañar a la visión: llantos, gritos, gestos de protección, etc. Los descubrimientos sobre sí mismo se perciben a menudo como “revelaciones” o “mensajes” de procedencia indeterminada, cuya fuerza de convicción se impone de manera indudable y persisten (aunque atenuado) después de la vuelta al estado normal, imprimiendo cambios en la psique y en el comportamiento del sujeto .

“La videncia es evidencia”.

D. Modificación de la noción de tiempo

Constituye una constante de la experiencia de la Ayahuasca con la sensación casi siempre de un acortamiento del tiempo. Cuando se termina la sesión después de 3 ó 4 horas de duración, el paciente tiene la sensación de que no ha durado más que una fracción del tiempo cronológico pasado.

Paralelamente lo vivido psíquicamente ha sido considerablemente acelerado. Ocurre a veces que pacientes salen de la sesión con la impresión de haber revivido gran parte de su vida en los mas pequeños detalles. Otros, han podido resolver problemas complejos que en tiempo normal necesitarían semanas de reflexión.

En algunas ocasiones más raras, el sujeto puede tener sentimiento de casi una suspensión del tiempo o de un desdoblamiento del tiempo (tiempo cronológico y tiempo “mítico”).

E. Ausencia de progresión linear

No hemos podido identificar procesos lineales de aprendizaje . Ningún orden cronológico se sesiones ha sido acompañado de una progresión paralela de la cualidad y cantidad de visiones.

Por otra parte, un sujeto que toma por vigésima vez la Ayahuasca no está seguro de “ver más que su vecino que asiste por primera vez a una sesión. Tampoco está seguro de ver más que lo que vio él mismo en su primera sesión.

Lo que significa por supuesto que no se adquiere una capacidad terapéutica o visionaria mayor con el tiempo sino que esta adquisición no se manifiesta siguiendo un orden linear en el cual cada sesión representa un paso directamente sucesivo al anterior.

Entonces, hay progreso, pero sin lógica de causalidad linear. El progreso se organiza más como la clarificación lenta de un rompecabeza cuyas piezas se identifican primero de manera dispersa y después se juntan poco para hacer emerger la figura definitiva. O bien como la proyección de una diapositiva en lo cual lo borroso inicial va dejando lugar poco a poco a la nitidez y claridad a fuerza de tantear.

A menudo, parece que las primeras visiones anuncian a donde se dirige el sujeto…un poco a la manera del primer sueño pronóstico del paciente en psicoanálisis. En suma, la conclusión vendría antes del desarrollo.

F. Ausencia de pérdida de conciencia

La experiencia corriente de la Ayahuasca no va acompañada de disolución de la conciencia, sino de una modificación de la misma. El sujeto sabe a lo largo de la sesión quién es, donde se encuentra, lo que él ha tomado…

Al llamarle por su nombre, responde. Se acuerda luego de sus visiones principales.

Sin embargo, es posible entre jóvenes adolescentes y sujetos inmaduros, observar embriagueces totalmente brutales : antes que intervenga el maestro, el sujeto se desconecta ante la intensidad de las visiones. Hay entonces disolución temporal de la conciencia: el sujeto no responde cuando lo llaman por su nombre y no se acuerda de lo vivido en la sesión.

De una manera general, la Ayahuasca amplifica la actividad cerebral y las percepciones sensoriales. El sujeto siente una aceleración de sus pensamientos y percibe con agudeza el menor ruido o una lucecita, de ahí la necesidad del silencio y de la oscuridad. A la vez, el sujeto percibe un ensanchamiento de su conciencia, un aumento de las facultades discriminativas de su yo habitual, una ampliación o transcendencia de su ego.

La visión presenta así características totalmente distintas a las de un estado crepuscular de la conciencia. Aún cuando la visión del sujeto se focalice en un campo limitado, hasta obsesional (idea fija), hay generalmente franqueo del campo perceptivo habitual (se superan los límites del espacio-tiempo convencional).

El sujeto puede ser conciente de la realidad ordinaria y al mismo tiempo ubicar alguna de sus percepciones en un campo de coherencia desfasado. Cuando este desfase se vuelve muy importante y las proyecciones desmesuradas, el icaro (canto ritual) constituye el vínculo permitiendo al sujeto guardar contacto con el aquí y el ahora.

Cuando la sesión está bien controlada, la embriaguez tiene un nivel de intensidad aceptable, de tal manera que no alcanza el estado de total inconsciencia, particularmente entre los jóvenes o personas inmaduras.

6. CRITERIOS DE VALIDEZ

El vocablo “alucinación”, ampliamente utilizado cuando se trata de prácticas terapéuticas o rituales tradicionales, posee un claro sentido despectivo que perjudica a la cuestión a debatir: “Las percepciones obtenidas mediante la modificación de los estados de conciencia después de haber tomado plantas o productos con efectos psicotropicos constituyen una ficción o una realidad ?”.

La cuestión “ficción o realidad” puede hacerse en términos más vulgares de la manera siguiente: “Funciona la Ayahuasca ?”.

El diccionario es elocuente:

“Alucinación : error o engaño de nuestra imaginación producida por apariencias falsas.”

La alucinación bajo la Ayahuasca será vana, errónea? Nos parece más apropiado en tal debate hablar de “visión” y de “ver” para designar las percepciones mentales experimentadas en una sesión de Ayahuasca, cubriendo así no solamente la imagenería mental, principal, sino también las percepciones atribuidas a los otros sentidos.

Según la definición precedente no se calificará de alucinación una visión que conduzca a una acción eficiente u operatoria permitiendo al sujeto dominar mejor su universo interior. Así se trata ante todo del grado de realidad de la visión o de su congruencia con el estado de conciencia ordinario.

He aquí un preludio al estudio de esos fenómenos: “Puede la visión captar nuestro interés y enriquecernos si no es más que una fantasía inofensiva o una elucubración gratuita? El uso del Ayahuasca será pertinente?”.

A fin de validar la visión de la Ayahuasca y hacer de ella objeto de estudio digno de interés, tenemos que definir algunos criterios probando su congruencia con la realidad habitual. A partir de ahí, sabremos en qué medida podemos considerar acequibles estas manifestaciones o si debemos desdeñar fenómenos considerados como caóticos, desorganizados y en suma insensatos.

Las visiones de la Ayahuaca nos parecen válidas por las razones siguientes:

A. Coherencia

La visión proveniente de la Ayahuasca puede parecer sorprendente, formidable, hasta incomprensible, pero nunca se percibe como incoherente o caótica. No se manifiesta como informe aunque las visiones sucesivas aparezcan sin hilación según las leyes de la causalidad clásica.

Al volver al estado de conciencia ordinaria, lo que se ha vivido con la Ayahuasca no se toma como una experiencia destructora, totalmente irracional, aún cuando visiones demasiado abstractas o simbólicas no permitan su integración inmediata a nivel consiente.

B. Carácter colectivo

Es de notar, aunque no sea constante, que varios participantes comparten las mismas apreciaciones acerca de lo vivido en la sesión.

En varias oportunidades, pudimos constatar entre miembros del grupo visiones de misma índole: presencias negativas o benéficas, percepción de ruido o sonidos, parecer similar acerca de las percepción directa del “valor” de cierta persona presente, etc.

En ciertas circunstancias, podimos transmitir a través del canto visiones relativamente precisas como por ejemplo vuelos de pájaros.

El maestro puede determinar el nivel general de la mareación aunque esté sumergido en la oscuridad y el silencio de la sesión. En función de esas percepción sabe si debe proseguir la sesión, aumentar la mareación colectiva con su icaro, reducirla o interrumpir la sesión.

Las visiones pueden dar lugar a intercambiar y compartir impresiones, pueden ser comunes, manifestar convergencias colectivas (aún entre individuos que no se conocían al principio de la sesión).

Las visiones permiten al maestro en ciertas circunstancias (y nosotros mismos lo hemos experimentado) hasta percibir directamente la coloración psíquica (emocional) de las visiones de tal o cual participante. Por lo tanto, él puede intervenir antes que el sujeto le pida ayuda para corregir una mareación desagradable, guiar a un “viajero”, encaminar a un descarriado…

Las visiones de los pacientes pueden interferir entre ellas como señalamos

anteriormente.

C. Capacidad adivinatoria

Su eficiencia requiere cierto nivel de práctica para no confundir las construcciones mentales de sí mismo con las informaciones debidas al estado visionaría.

De esta manera hemos descubierto acontecimientos del pasado de ciertos pacientes cuya historia personal nos era totalmente desconocida y que hemos podido verificar ulteriormente con el interesado. Estas informaciones del paciente pueden también ser más generales y corresponder al carácter del paciente, a sus problemas de vida, a su alimentación, etc.

La adivinación del futuro es evidentemente mas difícilá de tratar, siendo imposible cualquier verificación inmediata. No obstante, la distanciación nos permite decir que una función profética se ejerce.

Una de las funciones principales del proceso de aprendizaje consiste en proceder, de manera progresiva, a una discriminación de las visiones con el fin de distinguir la emenación del mental, construida, de la visión verdadera, más semejante a una revelación. Esquemáticamente, podemos decir que el mental trata de encerrar la realidad (de ahí los riesgos de proyección muy numerosos) mientras en la visión verdadera se traduce un estado de embelesamiento del sujeto por la realidad.

El “ver” no es experimentado como una comprensión de orden intelectual sino como un entendimiento inmediato, global e instantáneo que moviliza todos los sentidos y funciones. La visión se manifiesta del mismo modo que un “insight”.

El curandero es solicitado a menudo para ejercer sus capacidades adivinatorias y elucidar misterios, robos desapariciones. Tradicionalmente es una de sus principales actividades.

D. La eficacia

La visión es capaz de modificar la existencia diaria del sujeto, su carácter, su ánimo, su conducta. Y esto puede ocurrir aún cuando éste mismo no haya identificado de manera clara el sentido de sus visiones.

La toma de conciencia, la integración por el intelecto, en la práctica del curanderismo, no son indispensables para la evolución de la sique. Esta posición queda en completa contradicción con la mayoría de las psicoterapias académicas.

Sin lugar a dudas, los pacientes pueden sentir y vivir cambios a veces muy importantes en su existencia. La manifestación más evidente es la capacidad frecuente del paciente en tomar decisiones latentes desde hacia mucho tiempo para modificar su vida (orientación profesional, ruptura relacional, cambio de modo de vida, etc.).

La visión es también eficaz de parte del maestro quien la utiliza para tratar a su paciente: investigación diagnóstica, pronóstica, tipo de tratamiento requerido, etc. Hace falta subrayar aquí el hecho que la visión no es considerada como “psíquica” sino relativa al “cuerpo”, término que utilizan los curanderos para definir el objeto de sus curaciones.

E. La flexibilidad

Como lo indicamos anteriormente, la mareación puede ser manipulada por el maestro a través de varios procedimientos técnicos o a través de sus propias visiones. El instrumento esencial en este caso es el canto ritual o icaro.

La visión se puede entonces manipular y los procedimientos para lograrlo ya han sido

identificados empíricamente.

F. La accesibilidad

Cualquier individuo suficientemente motivado puede seguir la iniciación y el aprendizaje del curanderismo por la Ayahuasca. La visión constituye el objetivo evidente.

Hace falta a un principio encontrar a un maestro competente y sincero que lo acepte.

Ese aprendizaje supone un compromiso personal consecuente, un trabajo esencial sobre sí mismo y particularmente sobre su cuerpo; en resumidas cuentas requiere disponibilidad. También requiere un mínimo de precauciones (la impaciencia es mala consejera) y la elección juiciosa del maestro. La práctica de la Ayahuasca no está exenta de peligros que puede enfrentar el conocimiento empírico, siempre y cuando se lo respete rigurosamente.

El aprendizaje pretende aquí esencialmente “localizar” correctamente las visiones, o sea reubicarlas en su campo respectivo de coherencia. Se trata de evitar proyecciones erróneas que inducen un desfase con la realidad. Si una visión de carácter simbólico es traspuesta tal cual al campo de coherencia de la realidad ordinaria, el resultado puede ser catastrófico (hay que distinguir una muerte simbólica de una muerte real por ejemplo).

La mayoría de la gente no manifiesta el deseo de efectuar un proceso iniciático, más sencillamente quiere experimentar una vivencia “diferente”, acceder a un conocimiento de sí mismo o resolver un problema de salud o una cuestión existencial. Para esos pacientes, los ayunos o dietas son extremadamente reducidos, los riesgos o peligros casi nulos y las condiciones de participación muy amplias.

Los sujetos pueden participar a las sesiones a partir de la adolescencia y en los grupos étnicos amazonienses algunos niños intentaron desde la edad de 7-8 años. Conocemos un caso muy preciso de un joven, hijo de un curandero de Chazuta, de 11 años de edad y que toma Ayahuasca de manera discontinua desde hace 2 años. Además canta ya algunos icaros.

Por fin, es esencial subrayar que no hay ninguna adicción por la Ayahuasca, cualquiera que sea el sujeto. Nadie nos pudo hablar de algún estado de deprivación. Nosotros mismos hemos interrumpido las sesiones durante varios meses sin experimentar síndrome de abstinencia. Este dato puede ser considerado como un hecho comprobado. No encontremos excepción alguna entre los curanderos y pacientes entrevistados.

Para contestar a la pregunta del vulgo, diremos entonces que “funciona” la Ayahuasca, pero añadiremos inmediatamente “a condición de ser riguroso y desprovisto de sistemática a priori”.

Es útil aclarar que todas las anotaciones anteriores se refieren al uso de la Ayahuasca preparada de manera tradicional y no al uso del o de los principios activos aislados ( harmina y derivados) y utilizados de manera no empírica (inyecciones por ejemplo).

7. UNA EXPERIENCIA ILUSTRATIVA

Cabe resaltar la necesidad de emprender el estudio de la Ayahuasca en primer lugar según el modelo de práctica empírica enriquecida desde hace generaciones por los terapéutas y “ayahuasqueros” de la Amazonía. Transposiciones demasiado bruscas y arbitrarias según conceptos científico racionales-causalistas pueden provocar la invalidación científica en el mejor de los casos, y en el peor exponer a los sujetos a un estado de peligrosidad.

A propósito, referimos aquí la experiencia atrevida del Dr. Pierre REIMBURG, médico francés encargado de misión del Ministerio de Instrucción Pública, quién, a principios de siglo auto-experimentó la Ayahuasca. Su informe disuadio a más de un científico de repetir la experiencia.

Cuenta su única sesión de manera tan dramática que no podemos resistir la tentación de citar algunos extractos :

“…las náuseas aumentan y son muy desagradables; y abandonando los preceptos de los tomadores de Ayahuasca que dicen que hay que dejar los fenómenos se enmienden por sí solos, quiero de todas mis fuerzas vomitar y tomar té sobre todo porque mi corazón me preocupa. Me levanto (media noche), orino abundantemente de pie aunque con dificultad y camino dos o tres pasos que me separan de mi habitación adonde quiero encender la hornilla para calentar té. Entonces, tengo un desmayo y me caigo sobre un baúl tal un peso inerte, gritando a Teófilo “estoy envenenado”. El pulso ha desaparecido completamente (es él quién subraya) estoy lívido, las pupilas dilatadas, la garganta oprimida con una disfagia muy fuerte, la boca seca, sensación de desaparición de la parte baja del cuerpo, movimientos desordenados de las manos al querer asir algo…”

Después de esta noche trágica, nuestro colega “se levanta entumecido, fastidiado, debilitado y (me) arrastro fuera de la habitación. No tengo fuerza para hablar, tengo una jaqueca atroz y no tengo ganas de comer, siempre con disfagia”.

Concluye señalando que necesitó 4 días para recuperar, y más… “Durante los dos-tres días siguientes tengo de vez en cuando dificultades de deglución”.

No nos sorprendamos de las reticiencias de los audaces en “intoxicarse” de tal forma después de semejante testimonio.

No obstante, como buen científico, el Dr. REIMBURG precisa los detalles de su sesión durante la cual ordena que se encienda un lamparín a pesar que “Teófilo me había explicado que era indispensable permanecer en la oscuridad y el silencio…”. “Sólo puedo dar órdenes breves al pobre Teófilo que está afligido y que me afirma que no es ningún veneno, que además tenía que haberme quedado echado, etc…”

Con esto, el Dr. REIMBURG, quién analiza continuamente su estado clínico, ingiere té, cafeína granulada Houdé, tanino, ipeca, café muy cargado ( 1 litro), sulfato de magnesio, una vez más café y cafeína, se hace inyectar una ampolleta de cafeína, respira éter…todo ello sumamente agitado e intranquilo.

El científico reconoce no respetar de ningún modo las reglas enunciadas anteriormente por el curandero mas, paradójicamente, las causas de la “intoxicación” son achacadas a la Ayahuasca!

Si la experiencia es tan antigua, la actitud de recelo y de incredulidad al respecto de las “fantasías” de los curanderos perdura hoy en día. Cuando no se evoca el histrionismo que propicia la sugestión, se eluda de manera más elegante la eficacia real de estas prácticas con explicaciones “sabias”. Es de temer que estas posiciones sean una coartada cuyo fin es ahorrarse la autoexperimentación, menoscabando así una sincera actitud científica.

8. CONCLUSIONES

De manera general, los estudios sobre la Ayahuasca no abarcan mas allá del marco

botánico o fito-químico y a veces socio-antropológico. Raros son los científicos que hayan intentado enfocar este fenómeno in situ y hayan procedido a autoexperimentaciones respetando el contexto muy particular de las prácticas de la Ayahuasca.

Sin embargo, la Ayahuasca requiere un proceso de in-formación en el sentido etimológico del término. La información no puede ser recogida desde afuera sino procede desde el interior del sujeto. Por consiguiente, una investigación que descarta la auto-experimentación se corta de hecho de la principal fuente de datos y reduce el valor de las hipotesis así formuladas.

Aún los trabajos de Claudio NARANJO, bastantes audaces para ser nombrados, se limitan a utilizar la relativa desinhibición consecutiva a la ingestión de Ayahuasca para poner en práctica técnicas orientadoras o de sugestión muy parecidas a las del Ensueño Despierto

Dirigido de Robert DESOILLE (10-11).

Nos parece extremadamente útil considerar la experiencia de la Ayahuasca con el enfoque de una vivencia “transpersonal” y confrontar esta vivencia a la descrita por las experiencias de transpersonalización voluntarias o fortuitas (por ejemplo las muertes clínicas seguidas de reanimación – near death experience- o los estados extáticos durante los esfuerzos sobrehumanos de los deportistas) (12).

Demás modelos propuestos por investigadores muy diversos podrían ser solicitados:”El Cerebro Holográfico” de Karl PRIBRAM, “Los Campos Morfogenéticos” de Rupert SHELDRAKE, “Los Campos de Coherencia” de Jacques RAVATIN, “La máquina Cíclica” de Jean-Charles PICHON, etc.

Según el parecer de numerosos investigadores, la auto-experimentación es deficiente por falta de “objetividad” exigida por la ciencia. Pero, precisamente, la subjetividad presenta una ocasión necesaria si se quiere lograr el enfoque de la Ayahuasca. La abolición de la distancia entre observador y objeto ( ya se trata del mismo individuo a la vez sujeto y objeto) constituye el nudo central de la técnica terapéutica tradicional. Repitámoslo, el sujeto no apresa la realidad sino es apresado por ella; no actúa sino es actuado.

Este obstáculo es además el de la microfísica, el observador modificando de hecho la experiencia.

Los autores que se atienen a la auto-experimentación son los más interesantes de consultar acerca de la Ayahuasca (13). Para ser válida no obstante, esta auto-experimentación implica para progresar, la práctica de dietas, ayunos y abstinencia sexual.

Conocemos el caso de investigadores que han tomado más de 150 veces Ayahuasca pero sin ninguna dieta a la que no dan importancia alguna: sus conocimientos se han quedado a un nivel muy elemental.

El estudio de los estados de conciencia modificados nos parece extremadamente alentador para el futuro. No obstante, supone previamente una redefinición del enfoque científico en este campo, es decir una “revisión epistemológica”.

El Dr. Kabire FIDAALI, quién ha trabajado y ha sido iniciado con curanderos africanos, llega a las mismas conclusiones después de una auto-experimentación que no supusó la ingestión de alucinógenos. Sus trabajos abre horizontes en este campo (14).

Las investigaciones en sicología de las profundidades iniciadas por C.J.JUNG, más precisamente sobre el análisis de los sueños y de los delirios de psicóticos nos parecen particularmente benéficas. En nuestro enfoque, los conceptos principales del pensamiento junguiano (inconsciente colectivo, anima-annimus, doble y sombra, estructuras arquetipales, numinosidad, etc.) nos fueron valiosas a señalar.

Hemos “vivido” intensamente la sincronicidad además de haber asistido a numerosos fenómenos parapsicológicos (los nombramos de esta forma no teniendo otra apelación más precisa) para tomar a nuestra cuenta la pregunta formulada en la obra de Hubert REEVES & al.” “Existirá un orden a-causal ?” (15).

No se puede, a nuestro parecer, arriesgarse a hacer un estudio audaz y serio ( y ambicioso) de los fenómenos de modificación de los estados de conciencia sin antes aceptar la eventualidad de un cambio de paradigma. La pertinencia del debate sobre estos temas impone una ampliación de las concepciones actuales en vigor (y de los discursos) con el objetivo de abrir nuevas vías del pensamiento.

La Ayahuasca constituye un reto intelectual para nuestra época.

Dr. Jacques Michel Mabit

TAKIWASI Prol. Jr. Alerta No. 466

TARAPOTO – PERU

Telefax. (51-94).52.54.79 / 52.28.18

e-mail : [email protected]

BIBLIOGRAFIA

1. Para datos botánicos más detallados, consultar:

McKENNA,Denis J.,G.H.N. TOWERS, F. ABBOTT,1984, “Monoamine oxidase inhibitors in South American hallucinogenic plants: Tryptamine and B- Carboline constituents of Ayahuasca”, Journal of Ethnopharmacology, 10 (1984), pp.195-223.

DEULOFEU Venancio, 1967, “Chemical compounds isolated from Banisteriopsis and Related Species”, Ethnopharmacologic search for psychoactive drugs, US Public Health Service Publication, Nº 1645, pp393-402.

SCHULTES, Richard Evans, 1986, “El desarrollo histórico de la identificación de las malpigiaceas empleadas como alucinógenos”, América Indígena, vol.XLVI, México, pp.9-49.

GATES Bronwem, 1986, “La taxonomía de las malpigiaceas utilizadas en el brebaje del Ayahuasca”, América Indigéna, vol.XLVI, pp.49-73.

NARANJO Plutarco, 1983, “Ayahuasca: Etnomedicina y Mitología”, Ed. Libri Mundi, Quito, pp.47-67.

2. SCAZZOCHIO-BARBIRA Francoise, 1979, “Ethnicity and Boundary maintenance among peruvian forest quechua”, University of Cambridge, Center of Latin American Studies, 468p.

3. WALTER Annie, 1982, “Ethnomédecine et anthropologie médicale: bilan et perspectives”, Cahiers ORSTOM, sér. Sciences Hum., vol XVIII, Nº4, pp.405-414, París.

4. LUNA Luis Eduardo, 1986, “Vegetalismo: Shamanism among the mestizo population of the peruvian amazon”, Acta Universitatis Stockolmiensis, Stockolm Studies in Comparative religion, 151p.

5. McKENNA Dennnis J., LUNA L.E, TOWERS C.H.N., 1986, “Ingredientes biodinámicos en las plantas que se mezclan al Ayahuasca. Una farmacopea tradicional no investigada”, América Indígena, vol. XLVI, pp.73-100.

6. Referimos a (1) y las abundantes biblografías de las obras de Plutaco NARANJO (1), Luis Eduado LUNA (4) y Amazonía Peruana Nº4, CAAP, Lima, Enero 1979.

7. Autores dando cuenta en parte de sus visiones:

SILVA SANTISTEBAN Fernando,1977, “Ayahuasca del cielo”, Revista RUNA, Nro.3 Instituto Nacional de Cultura, Junio 1977, pp.22-27, Lima.

AREVALO VALERA Guillermo, 1986, “El Ayahuasca y el curandero shipibo conibo del Ucayali (Perú)”, América Indígena, vol.XLVI, pp 147-162.

BRAMAND- BLAGUY Anne, 1981, “Mon soleil au Pérou”, Ed. L’Harmattan, París.

AYALA FLORES Franklin, LEWIS Walter H., 1978, “Drinking the South American Hallucinogenic Ayahuasca”, Economic Botany 32 : 154-156, April-June 1978, The New York Botanical Garden, published for the Society for Economic Botany.

CALVO César, 1982, “Las tres mitades de Ino Moxo”, Ed Cedep-Planeta, Lima.

SCHEIFFER Hedwig (Apud), 1973, “Sacred narcotic plants of the new world indians”, An anthology of texts from the 16th century to date, pp.98-112, Hafner Press, New York.

8. CHIAPPE Mario, LEMLIJ Moisés, MILLONES Luis, 1985, “Alucinógenos y Shamanismo en el Perú contemporáneo”, Ed, El Virrey, Lima, pp.79-82.

NARANJO Claudio, 1973, “The healing journey: new approaches to Consciousness”, Pantheon Books, Randon House, New York.

9. REINBURG Pierre, 1921, “Contribution à l’étude des boissons toxiques des indiens du Nord- Ouest de l’Amazone. Etude comparative toxico-physiologique d’une expérience personnelle”, Journal de la Société des Américanistes de París, Nouvelle Série, t.XIII, pp. 25-32.

10. Cf.(8).

11. DESOILLE Robert, 1973, “Entretiens sur le Rêve Eveillé Dirigé en Psychothérapie”, Collection Sciences de l’Homme, Payot, París.

12. WEIL Pierre, 1986, “Vers une approche holistique de la nature de la réalité” in Médecines Nouvelles & Psychologies Transpersonnelles, L’Ouvert, Question de Nº64, pp.11-57, Albin Michel Ed.

13. Cf (7), (4) y McKENNA Terence y Dennis J., 1974, “The invisible Landscape: Mind, Halluciogens and the I Ching”, The Seabury Press, New York.

14. FIDAALI Kabire, 1987, “Le Pouvoir du Bangré: Enquête initiatique à Ouagadougou”, Coll. De près comme de loin, Presses de la Renaissance, París, 221p.

15. REEVES H. CAZENAVE M., SOLIE P., PRIBRAM K., FETTER H., VON FRANZ M-L, 1985, “la Synchronicité, l’Ame et la Science: Existe-t-il un ordre a-causal?”, Ed. Poiesis, Diffusion Payot, París, 180p

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Comentarios (1)

 

  1. toño dice:

    cuanto me cuesta realizar el ayahuasca para dos personas,.

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