Mitología vs Micología

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El año pasado por estas fechas ya anunciaba por esta ínsula la inminente temporada otoñal de setas, la estación micológica por excelencia . Este año, lamentablemente me la perderé en su mayor parte . Así que, aquí me tienen, escribiendo y fabulando sobre ellas, para no echarlas de menos. Así que daré rienda suelta a estas otras dos pasiones mías, la micología y la mitología, aderezadas con una pizca de arte.

Micología y mitología son dos palabras muy parecidas y no sólo gramaticalmente, porque ambas están estrechamente unidas a lo largo y ancho de nuestra historia. Y de eso trata este post, de las hibridaciones que las setas han tenido en las distintas narraciones mitológicas de muchas culturas tanto europeas, prehispánicas o asiáticas, por hablar de las más documentadas, porque es evidente que nuestros más remotos antepasados neardenthales y h.sapiens como buenos conocedores de su entorno bien debieron estar familiarizados con ellas y con los distintos poderes alimenticios, medicinales o alucinógenos de muchas especies de hongos, como lo demuestran los restos de esporas encontrados entre los enseres y restos domésticos en muchos yacimientos.

Pero vamos a comenzar este viaje alucinante de la Micología a través de la mitología en Micenas. La civilización micénica, aparece según las fuentes históricas hace mas o menos 3500 años y existe una curiosa leyenda relacionada con la etimología de la palabra micología, y resumiéndola mucho, es la siguiente.

Cuenta la leyenda que Perseo (no hace mucho que hablé aquí precisamente de éste héroe mitológico y de las Perséidas,) mató a su abuelo Acrisio accidentalmente, y debía sucederlo en el trono de Argos. Cuando Perseo volvió a Argos, avergonzado por lo sucedido intercambió el reino con Megapenthes, hijo de Proeto. De esta forma cuando recibió el reino de Proeto, fundó Micenas, porque en aquel punto se había desprendido la contera de su vaina, y consideró que éste era un signo propicio para fundar una ciudad. Estando sediento, agarro una seta (mykes) y la exprimió sacando agua de ella, satisfaciendo su sed, contento con ello, dio al lugar el nombre de MICENAS.

Como dato ciéntífico, tambien diré que La micología (Gr. mykes=seta+logos=discurso), etimológicamente, es el estudio de las setas. La micología empezó hace mucho tiempo, pues las setas (las que tienen el típico sombrerito) están entre los hongos más grandes y atrajeron la atención de los naturistas. Los biólogos y micólogos usan igualmente el término hongos (L. fungus = setas, del Gr.. sphongos = esponja) para definirlas.

Pero dejemos por un momento la seriedad y taxonomía de la ciencia para los científicos y sigamos aventurándonos con las setas en el fascinante mundo de la mitología. Hay muchas leyendas populares y canciones que vinculan a las gentes de las bosques y las montañas con las setas, cuya súbita aparición y rápido crecimiento le ha parecido siempre extraño al hombre. Sus formas y colores extraños (a veces hasta luminosos y fluorescentes como la Omphalotus Olearis, la seta del olivo), su naturaleza esquiva y frecuentemente venenosa, se considera signo cierto de que esos productos son huevos del diablo o cosas de brujas o cuanto menos, de dudosa comestibilidad y sí de mucho respeto.

Amanita Muscaria, ejemplar que aparece en la imagen de la izquierda. Es una seta que no pasa desapercibida allí donde se encuentra por su vistoso y gran sombrero rojo anaranjado salpicado de escamas o verrugas blancas .Por otro lado, sus propiedades venenosas y alucinógenas han dado lugar a que sobre ellas se fabulen y cuenten miles de historias. Citaré sólo algunas. Para los celtas eran tabú las setas rojas y también muchos alimentos rojos, como las serbas y las bayas y frutas rojas. Estas eran el alimento de los dioses. Los elfos, duendes, brujos, así como curanderos y chamanes de muchas culturas pretenden que estas setas son propiedad particular suya, como lo reflejan los nombres de setas como Garrote Mágico Amarillo, Gorro Suave de los Elfos, Capucha de los Duendes de la Duna y Silla de Montar de las Dríadas.

Plinio el Viejo (s. I. d.C) llama a los hongos deorum cibus (“manjar de los dioses”), una denominación parecida a la que le dan los griegos. Las palabras néctar y ambrosía significan “inmortal” y tal denominación podría corresponder al jugo del hongo Amanita muscaria, consumido en los festivales dionisíacos. Y he aquí una de las claves del misterio: la Amanita muscaria es un hongo alucinógeno que prolifera mucho en bosques . Se le ha bautizado con multitud de nombres según las zonas: agárico matamoscas, falsa oronja, oronja maléfica, oropéndola loca…, debido, sobre todo, a la intoxicación que produce su ingesta a causa del alcaloide muscarina, que ocasiona trastornos en el sistema nervioso y digestivo

La Amanita muscaria aplicada como estimulante fue muy popular en el norte de Europa. Se supone que sus propiedades alucinógenas eran las que conducían el Bersek, esto es, el terrible furor de los vikingos cuando entraban en batalla. Según algunas tradiciones escandinavas, los vikingos ingerían este hongo también llamado “berserk” antes de iniciar el ataque a un barco o a un poblado, ya que aumentaba su valor y su fuerza. Y porque además en la mitología nórdica vikinga, Odín fue perseguido una vez por los demonios y los borbotones de espuma roja que le caían de la boca de su corcel, Slepnir, de seis patas, en su galopar se transformaban mágicamente en setas rojas. Así, pues, esta seta también era un don de los dioses, una seta “mágica”

La tribu siberiana de los koriak nunca tira la orina de la persona embriagada por este hongo : el sujeto mismo se la bebe, para prolongar sus visiones, o bien se la ofrece, a manera de generosa invitación, a sus compañeros. La creencia en duendes y gnomos viene determinada por la ingestión del “matamoscas”. que es como popularmente se le conoce a esta seta. La base de estas visiones de criaturas menudas o elementales se encontraría en los efectos alucinógenos que provoca la ebriedad originada por la muscarina, el principio activo alucinógeno.

Algunos testimonios de personas que los han consumidos dicen que tienen sensaciones de euforia, fuerza física y locuacidad. También se sufren alucinaciones espaciales y visiones: el entorno se llena de pequeñas chispas luminosas que se mueven con una gran agitación y los objetos parecen aumentar de volumen. Con eso no quiero hacer ni mucho menos apología de estas setas sino muy al contrario, ya que hay cientos de variedades de una misma seta y no todas tienen las mismas características en cuanto a su toxicidad. Así que, mejor disfrutarlas viéndolas y contando a los niños estas viejas historias en el bosque y ya está…

Fuentes:

http://www.fungipedia.es/

http://flordeladulcamara.blogspot.com/2010/10/mitologia-vs-micologia-i.html

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